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Voto de Luis Damián:
10
Romance. Drama Luo Yusheng es un hombre de negocios que regresa a su casa, en el norte de China, para asistir al funeral de su padre, el maestro del pueblo. La obsesión de su anciana madre sobre la escrupulosa observación de los ritos fúnebres le resulta inexplicable, pero acaba comprendiendo que el respeto a las milenarias tradiciones es vital tanto para su madre como para los habitantes del pueblo. Un drama sobre la tensión generacional, el respeto ... [+]
26 de febrero de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película tan tierna e inocente nos recuerda algo que parecemos estar olvidando: el amor, nuestro objetivo vital. Esta es la historia de amor de dos personas que lucharon hasta el final por estar juntas, sin importar los años, la separación, los malos momentos y las dificultades. Lucharon hasta caer rendidos, porque todo merecía la pena.

Es cierto que todos necesitamos una motivación, un objetivo final en la vida. Algunos se vuelcan sobre su trabajo y como resultado obtienen una satisfacción personal y económica, que en algún momento termina sin dejar más fruto que el propio trabajo (sin hablar de aquellas personas que viven para trabajar). Otros se vuelcan en el hedonismo, que suele acabar en un terrible vacío existencial. Todos buscan algo, todos se sienten incompletos.

No comprenden que es el amor lo que en realidad buscan. Trabajan para ser reconocidos por los demás, ligan para no sentirse solos, se musculan para no sentirse débiles. Buscan aceptación, cariño, amor a fin de cuentas. Sin embargo, no lo van a encontrar por esos caminos tan complicados, sino por el más sencillo, como en este camino a casa.

La razón de ser de esta película resulta demostrar que, por encima de todo, el amor no tiene nombre, ni fronteras, ni habla diferentes idiomas. Resulta universal, pero ahora parece olvidado, una tradición perdida y considerada anticuada.

Desde este nuevo punto de vista de la libertad total, el amor incluye cadenas. Unas cadenas que nos imponemos a nosotros mismos, pues tan sólo pensamos en nuestra vida, nuestras circunstancias y nuestro beneficio. Si alguien se interpone en nuestro objetivo, resulta más fácil cortar la relación. De ahí que a la mayoría le resulte difícil permanecer junto a otra persona más de algunos meses o años. Nos cansamos, pues creemos tener siempre lo mismo. La misma cara, las mismas ideas, la misma persona a tu lado, con unos defectos que van creciendo conforme pasan los años y la desidia nos invade. Nos rendimos. Aquí es donde nos equivocamos totalmente, pues no somos nadie sin los demás (desde la infancia hasta la muerte somos seres necesitados). Una vida en soledad no merece la pena ser vivida. Es más, creo que no podría ser vivida, pues siempre necesitamos a alguien para sentirnos alguien.

Finalmente, tras esta disertación filosófica, quiero decir que cuando dejemos de pensar que el mundo gira a nuestro alrededor conseguiremos querer de verdad a los demás, no antes. Quizá, así, sembremos para poder recoger. Poder recoger unos hijos, unos nietos. Poder cultivar una familia, un vínculo entre los antepasados y los recién nacidos, un vínculo de amor en este mundo que a veces resulta tan frío y desolador.

Con películas así aún queda esperanza.
Luis Damián
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