He aquí una de las mejores series de la decada, sin duda alguna.
Su planteamiento (muy original para un producto televisivo) y desarrollo son perfectos. El plan de escape más espectacular nunca visto. Un superdotado que ingresa a propósito en prisión para sacar a su hermano y salvarle de la pena de muerte.
Todos los elementos que podamos imaginar del género carcelario están aquí, pero aumentados y muy bien explotados. La trama engancha muchísimo y los episodios provocan un fuerte síndrome de abstinencia como muy pocas series logran. La tensión es muy intensa y en muy pocas ocasiones desciende.
Claro que todo lo dicho, en principio, solo es aplicable a la primera temporada, pues la segunda es muy distinta (y no tengo claro si está mejor o no).
La tercera repite esquemas con un inferior número de episodios.
Pero lo malo es que, como tuvo tanto éxito, se empeñaron en hacer una cuarta temporada que sobraba la cojas por donde la cojas.
Un desbarajuste en el que los protagonistas van de acá para allá en una repetición infinita tratando de desmantelar una conspiración que les viene grande, pero que los guionistas no supieron encarrilar bien de puro agotamiento.
La verdad es que cada temporada se podría analizar de manera independiente porque difieren mucho entre sí. Pero definitivamente la cuarta me ha hecho quitarle dos puntos y no dejarle el 10.