Que existan muchas películas de denuncia como esta, no le resta una pizca de importancia al tema que trata.
Una vez más, Hollywood narra un triste hecho real sobre racismo acaecido en la hipócrita y autoproclamada tierra de la libertad.
Tiene un argumento contundente, para recordar lo mal que lo pasaba la comunidad afroamericana en pleno siglo XX, aunque parezca mentira que pudiera ser así.
Cuenta el film con dos buenos actores de diferentes generaciones. Me gusta especialmente Hackman, que aporta un toque de cinismo y humor negro (valga la redundancia), que usa con sarcasmo para criticar esta dura situación.
El jefe de todo esto es Alan Parker, que con esta película añade una buena película más a su interesante filmografía.
Este thriller policíaco funciona muy bien en todos los aspectos. Está bien por lo que cuenta y por cómo lo hace, manteniendo un buen nivel de tensión y drama. Uno llega a sentir impotencia y mal rollo ante el comportamiento e ideología de esta panda de racistas. Entre ellos, tenemos a R. Lee Ermey, un actor muy reconocible, que aunque siempre sea secundario, trabaja muy bien.
Quizás pierde un poco de fuelle en la parte central del metraje, pero sin duda el conjunto es muy recomendable.