No esperaba encontrar crítica social en una película que aparentemente es solo un divertimento veraniego para comer palomitas.
Hay espectáculo, muchos monos perfectamente hechos por ordenador y las primeras batallas de la guerra contra los humanos, pero también esconde un poquito de mensaje.
Se trata de que los simios, al adquirir inteligencia y lenguaje, albergan también tanto los mejores valores humanos como sus peores defectos. Y es que el odio irracional y los sentimientos racistas en plan "yo soy mejor que ellos" son el origen de muchas desgracias.
La película no se hace corta a pesar de su duración, pues en ella pasan muchas cosas y aunque al principio tarda en llegar lo bueno, cuando llega es espectacular. Y me ha gustado mucho su dirección de fotografía, en la que no hay cámara con movimientos compulsivos y todo se ve muy bien incluso cuando hay más acción. Además, tiene un par de planos secuencia muy cortos pero muy vistosos, especialmente el del momento del tanque.
La presencia humana es más testimonial que otra cosa. Están para dar vida al argumento, pero los verdaderos protagonistas son los monos de César, con sus dos facciones a favor y en contra de los hombres.
La ciudad de San Francisco está muy bien recreada, pero su destrucción me parece excesiva para haber pasado solo 10 años desde la primera película. Tanta vegetación al estilo de "Soy leyenda" no es demasiado creíble, pues hay suficientes supervivientes para que no esté todo tan dejado. Claro que así se consigue una mejor ambientación.
Entre los actores que se ven tal cual destaca Gary Oldman. A pesar de ser una película comercial, hay tiempo para que el gran actor pueda lucirse un par de veces con su buena actuación.
En fin, una película muy entretenida. Para mi gusto es mucho más divertida e interesante que la anterior, en la que se tiraban demasiado tiempo explicando cosas. Es de las que puede gustar a todo tipo de público, y además con cierto mensaje, como ya he contado.
Aunque la verdad es que no me ha gustado que no aparezca James Franco ni que nos digan lo que fue de él. Viendo cómo quedó el mundo es fácil imaginarlo, pero si hubiera salido aunque solo fuera un poquito, habría estado mejor.