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España España · Córdoba
Voto de i42poloj:
9
Aventuras. Acción Guerras napoleónicas, año 1805. Bonaparte domina Europa. Inglaterra consigue resistir porque es la primera potencia naval del mundo. Precisamente por eso los mares se convierten en un crucial y estratégico campo de batalla. En el Atlántico, el Surprise, un navío inglés capitaneado por Jack Aubrey (Crowe), es atacado por sorpresa por un buque de guerra francés. A pesar de los graves daños sufridos por la nave, Aubrey decide navegar a ... [+]
9 de octubre de 2015
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seguimos a la fragata francesa “Anchorage” por todo el Atlántico. Estamos en guerra contra Napoleón.
El capitán Russell Crowe nos guía con su gran experiencia como marino de combate, curtido en mil batallas. Por encima de él, tenemos al general Peter Weir, que siempre sabe dar un buen rumbo a sus grandiosas narraciones.
En la penumbra de este vientre de madera, nos despertamos, según Weir nos va llevando de la mano a la cubierta, donde algunos compañeros se afanan en el velamen, cual arañas en sus telas.
A lo lejos, entre la bruma, parece que se divisa al enemigo. Huele a batalla. En el silencio que precede a la tormenta, solo se escucha el crujir de la madera que envuelve lo que es nuestro hogar y universo en el mar. Destellos lejanos preceden a los cañonazos que pronto nos envuelven en un gran fragor. Es hora de encender nuestros cañones, por la gloria de Inglaterra.
Esto ha sido solo el comienzo. En pocos minutos, el general Weir ya nos ha hechizado, pues no soy un mero espectador, sino que estoy ahí luchando y sufriendo con ellos.
En las próximas “jornadas”, amplío mis conocimientos sobre la vida en el mar, los combates navales del siglo XIX, la camaradería, la disciplina, el honor, la guerra, la ciencia, la amistad y muchas cosas más.
El capitán sabe estar en su sitio, y hacer de maestro y comandante de su tripulación perfectamente. No en vano ya se le veía su buen hacer en aquella otra historia del lejano Imperio Romano.
Los problemas médicos los solventa nuestro doctor Paul Bettany, que es el mejor amigo del capitán. Su amistad es fuerte, aunque también tienen encontronazos debido a las diferentes situaciones que se van produciendo. A veces tocan piezas clásicas de violín, que adornan perfectamente la narración, junto con la estupenda banda sonora original.
Seguimos avanzando en nuestra aventura y una tormenta nos envuelve, casi salpicándome de espuma de mar. Añoro un poco de calma, y ésta llega, pero pronto me doy cuenta de que el ambiente entre mis compañeros es muy tenso. Esta etapa, junto con la que transcurre en las islas Galápagos, ralentizan un poco el ritmo de la aventura y hacen que no alcance la categoría de epopeya, pero solo por muy poco.
Grandes paisajes y un manejo del punto de vista excepcional hacen de nuestra narración un espectáculo digno de ver. Todo nos recuerda a otras grandes historias narradas por Julio Verne o Herman Melville, pues aunque no soy historiador no me cabe duda de que el realismo y el detalle están perfectamente logrados.
Termina el periplo. Suenan violines, se aleja el punto de vista. Me doy cuenta de que no soy un marinero de la “Surprise”, sino solo un humilde espectador que acaba de disfrutar en grado sumo de uno de esos peliculones históricos que el cine nos trae de vez en cuando. Bueno, en realidad no la he visto, he estado inmerso en ella, viviéndola.
Tan solo el bajón de ritmo en algunos tramos le quita el puesto de obra maestra.
i42poloj
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