La veterana serie de Ryan Murphy llega a su novena entrega trayéndonos un divertido “revival” del género “slasher” (perdón por los anglicismos, pero es lo que hay).
Está clarísimo que es mejor que la anterior temporada del diablo y el fin del mundo que se mezclaba con las brujas y la casa. Supone una sobredosis de nostalgia en plan “Stranger things”, pero en vez de con el cine fantástico y de aventuras, con esa exitosa serie B de tipos matando a mansalva a jóvenes salidos y “fumetas”.
Es puro cine de los años 80 en todo. Desde el “look” de los personajes y la música que suena, hasta la cabecera de los episodios, tan genial como siempre en esta serie.
En esta ocasión no repiten tantos actores de las tandas anteriores. Destaca Emma Roberts, a la que le han puesto un aspecto mucho más angelical para su personaje de “scream queen”. Claro que, siendo la más sensata y menos salida del grupo, ya de antemano sabemos que no va a morir demasiado pronto.
El piloto me ha dado una de cal y otra de arena. Me parece un homenaje genial, parecido a lo que hizo Robert Rodríguez con “Planet terror” (con otro subgénero) hasta en la forma de usar la cámara, el montaje y la música. Sin embargo, el exceso de clichés (están absolutamente todos) en el argumento, así como el abuso de los guiños a películas (principalmente “Viernes 13”, pero hay muchas otras más, hasta alguna cosa de “Los goonies”) me dan la mala sensación de que los realizadores han sido muy cómodos. No es malo el factor nostalgia, pero parece que se pasan, y que de una manera un tanto tramposa estén cogiendo cosas de aquí y de allá, prácticamente fotocopiando y montando una temporada sin tener que estrujarse el cerebro para tener un mínimo de originalidad.
Desde la fuga del asesino (igual que en “Halloween”), hasta el propio campamento Redwood y los personajes, cumpliendo a rajatabla todo lo que decía aquel friki de “Scream”. ¿Alguien es capaz de encontrar alguna escena no previsible aquí?
Pero por suerte, a partir del tercer episodio, empiezan los giros inesperados y vueltas de tuerca a las sorpresas que siempre nos trae esta serie en sus diferentes entregas, con “flashbacks” para dar explicaciones a cosas que no tendrían sentido y un montón de giros y sorpresas, con un ritmo muy bueno. Además, hay menos episodios que otras veces, y son más cortos, lo que invita a verla muy rápido sin cansarse.
Me he divertido mucho con ella, y me ha traído muchos recuerdos de la infancia, cuando la cutrez de “Viernes 13” me daba miedo.
Y por supuesto está infinitamente mejor que ese título similar de Joss Whedon (“La cabaña del bosque”), que personalmente me parece absolutamente infumable.
Lo cierto es que he disfrutado con ella tanto como en las mejores temporadas anteriores, y me la he visto entera en tan solo 3 días.