Existen en Hollywood ciertas “vacas sagradas” en la dirección. Son cineastas que hacen trabajos excepcionales por norma, y que parece una herejía criticarlos cuando sus productos no son todo lo redondos que deberían. Ejemplos de lo que digo pueden ser Stanley Kubrick, Steven Spielberg, Christopher Notan o Francis Ford Coppola.
Pues, ¡no señor! Cuando una película es floja, hay que decirlo, la haga quien la haga (aunque sea el gran Michael Mann).
“Corrupción en Miami” no es una mala película, pero creo que, no solo está muy lejos de ser una obra maestra, sino que está peligrosamente cerca de ser mala en su resultado final.
Sinceramente, creo que está bastante bien en la forma pero falla en el fondo. Es decir, que se trata de una película muy bien filmada e interpretada, pero en la que la historia deja bastante que desear.
Parto de la base de que no conozco mucho la serie original, con lo cual no puedo establecer comparaciones ni saber si hay fidelidad o no. Pero eso da igual.
El argumento no está demasiado lleno de tópicos y clichés del género policiaco, pero tras los primeros minutos de presentación de personajes y planteamiento de la situación, todo se estanca y se desinfla hasta el punto de ser bastante aburrida.
Un Colin Farrell con de grandes bigotes, y Jamie Foxx (tan bien como siempre), son dos policías que se infiltran en una red de narcotráfico. Pero cuando empieza la infiltración, la película se queda en un desfile de fiestas, coches, lanchas, mojitos, clubs nocturnos y música de fondo. Tiene muy poco más que ofrecer hasta llegar a la escena final.
Michael Mann es un gran director, eso no lo niego.
Se aprecia en la dirección de fotografía, por ejemplo. Siempre he pensado que las grandes ciudades, con su contaminación, ruido y delincuencia, tienen poco de bonito. Sin embargo, en esta película, consiguen hacer de Miami un bello paisaje de fondo. Es como si un artista impresionista hubiera cambiado el campo por la ciudad. Es un espectáculo para la vista, que se nos muestra de fondo de manera sutil, pero que no hace falta tener demasiado ojo para apreciarlo.
También el tiroteo final está filmado de manera excepcional, metiéndonos tan de lleno que parece que tenemos que esquivar las balas. Eso sí, Mann lo hizo aún mejor en “Heat”.
Pero la mayor parte del tiempo no pasa nada que tenga un mínimo de interés. Todo el rollo de Farrell con la china, sus silencios y sus largas escenas que no aportan nada, termina echando a perder lo que podría haber estado bastante mejor si se mantuviera el nivel del principio y del final.
En resumen, que está muy bien hecha, pero que me ha aburrido bastante. Por tanto, se queda en el aprobado justo para mí.
Por cierto, sorprende la presencia de nuestro paisano Luis Tosar. ¿Qué hace este hombre aquí?