Los primeros minutos del piloto son para mostrarnos lo absolutamente normal e incluso aburrida que es la vida de la protagonista. Pero de buenas a primeras, tenemos un golpe de efecto bastante interesante, que solo por el hecho de constar tan solo de ocho episodios, creo que ya merece la pena verlos todos para descubrir por qué demonios ha pasado eso.
Como todo buen thriller, parte de un comienzo en el que no entendemos nada y queremos tener respuestas.
Como digo, Netflix plantea muy bien la historia como miniserie, sin necesidad de estirar el chicle innecesariamente como podría haber pasado perfectamente si hubiera caído en otras manos.
El ritmo es tranquilo, pero al mismo tiempo los episodios son cortos y no me he llegado a cansar ni aburrir. Pero que nadie se espere algo frenético a pesar de no ser una serie larga.
Jessica Biel hace muy bien su papel de mujer atormentada. Está claro que esta actriz no es solamente una cara bonita, sino que actúa estupendamente y encima hace labores de producción. También aparece un avejentado Bill Pullman como secundario. Los problemas personales de este personaje son la parte que menos me importa, aunque tampoco eso le roba demasiado tiempo a la trama principal.
Los “flashbacks” sí están mejor, aunque permiten intuir de forma más o menos fácil lo que le ha podido pasar a la protagonista, a pesar de que no se desvela todo por completo hasta cerca del final.
Una cosa que no me ha gustado es que no resulta creíble la diferencia de edad entre las hermanas una vez que la protagonista aparece con su aspecto adulto en los “flashbacks”.
Me parecen también muy exageradas las críticas y notas que está recibiendo la serie. A mí me resulta una historia bastante normalita en calidad. Está bien por el misterio y la interpretación de Biel, pero no creo que sea para tanto, la verdad.