Nos encontramos ante una de las series “anime” más clásicas de los 90, y que sin duda engancharon a mucho público al mundillo de la animación japonesa.
En “Evangelion” tenemos prácticamente todos los ingredientes habituales de este género. Hay unos monstruos gigantes destruyendo ciudades a los que llaman “ángeles” y cuyos diseños me recuerdan a los jefes de final de pantalla de muchos juegos de “Capcom”. Los humanos tratan de combatirlos usando robots enormes conducidos por pilotos que se sincronizan con ellos. Aquí está claro que la inspiración procede de obras como “Godzilla”, “Mazinger Z” o incluso “El juego de Ender” (por la juventud de los pilotos), y a su vez esta idea ha sido sin duda homenajeada por Guillermo del Toro en “Pacific rim”.
Entre sus muchos puntos a favor, tenemos que el tiempo no ha pasado por ella. He tenido la oportunidad de descubrirla ahora (2020), pues no la vi en su momento, pero da igual porque me ha gustado bastante, y no le veo las costuras ni en el guion ni en el propio dibujo. He visto otros “animes” posteriores o de su época mucho peor hechos, y más estáticos.
Otro elemento típico de los nipones es el humor que intercala, con el personaje de Misato, por ejemplo, que la chica está como una cabra, come cosas muy raras y tiene un pingüino de mascota (¿a qué mentes se le ocurren cosas semejantes?). También hay de esto con Asuka. Los nipones tienen un sentido del humor verde bastante friki.
El protagonista, Shinji, es el típico muchacho elegido por el destino y al que al principio todo esto le viene muy grande, cuando en el instituto sufre acoso y todo. Esto también es algo muy explotado en el cine fantástico de héroes.
Los combates contra los bichos están muy bien, aunque para mi gusta duran demasiado poco y provocan poca destrucción, supongo que por una limitación para no complicarse la vida con el dibujo.
Es una serie que tampoco tiene acción frenética todo el tiempo. Hay tiempo para la tranquilidad y el desarrollo de personajes, como en el cuarto capítulo, por ejemplo. Hay tramos en el instituto donde Shinji quiere pasar desapercibido, pero no le dejan.
Es muy divertida y completa. Además, no hubo ocasión de que nos la alargaran más de lo necesario. De hecho, se hace corta con sus únicos 26 episodios de 20 minutos, habiéndose vuelto prácticamente de culto y visionado obligatorio.