Cuando una película pasa sin hacer ningún ruido por el cine, o directamente se estrena en España en DVD, en más del 90 por ciento de los casos se trata de un bodrio, independientemente de quien participe en ella.
Correr el riesgo de ver esa clase de títulos, a veces nos trae alguna sorpresa como la que me he encontrado con este thriller.
Obviamente no es una obra maestra ni mucho menos, pero para ser totalmente desconocida no está nada mal.
Es un título aceptable de suspense que cumple con los requisitos exigibles del género (mantener el interés y tener giros que no te esperas).
Tampoco esperaba encontrarme con tantas caras conocidas. Tenemos a la siempre eficiente Beckinsale, pero sobre todo a Michael Caine y Ben Kingsley. Estos dos actores, muy prolíficos en su vejez, suelen ofrecer buenas interpretaciones, y aquí no decepcionan.
La historia, de la que no conviene desvelar mucho, nos sitúa en un sanatorio mental de finales del siglo XIX, que está realmente bien ambientado tanto en decorados como en el vestuario de pacientes y doctores, como bien corresponde a un relato victoriano.
Aunque al ver la ficha de la película, he comprobado que está basado en un cuento de Poe, así que gran parte del mérito se lo debemos al genial autor.
Me he sentido intrigado por la trama, entretenido con la puesta en escena y actuaciones, y sorprendido con sus "ases en la manga". Y esto es muchísimo más de lo que puedo decir de una película que no es que sea precisamente conocida ni haya tenido una promoción importante.
Además, sale Kate Beckinsale. Solo por eso ya casi se merece el aprobado (aunque haya hecho algún truño como "La tabla de Flandes").