Media votos
5,8
Votos
4.514
Críticas
4.000
Listas
0
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de i42poloj:
8
2017
Ryan Murphy (Creador), Brad Falchuk (Creador) ...
6,3
3.139
Serie de TV. Terror. Thriller
Serie de TV (2017). 11 episodios. El argumento de esta 7T comienza la noche de las elecciones presidenciales de los Estados Unidos de 2016 con la victoria de Trump, pero se centra en el tema de las sociedades secretas.
11 de marzo de 2018
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La estupenda serie de Ryan Murphy llega a su séptima entrega. Como en casi todas las anteriores, he evitado a conciencia todas las promociones y noticias para no estropearme las sorpresas del argumento. Y creo sinceramente que mantiene el nivel de calidad esperado.
Comentar de lo que va es un poco quitarle la sorpresa, pero tengo que decir que me ha llamado muchísimo la atención la originalidad del planteamiento de la temporada.
Es muy curioso que comience con la llegada de Trump al poder, un acontecimiento que estremeció a medio mundo por la personalidad estrambótica de este presidente. Y es que, además de los asesinos y payasos diabólicos, la trama parece ser un estudio psicológico de todos los miedos del ser humano. No se centra en algo en concreto, sino que intenta desmenuzar ese sentimiento a nivel general, desde varios puntos de vista.
Además de eso, que ya de por sí me resulta muy interesante, la serie toca también los miedos colectivos y sociales. Hay toques de conspiración, de paranoia, de miedo al vecino y consecuentemente se habla también de la dichosa segunda enmienda, ese derecho a defenderse atacando que a tantos americanos les gusta. Y no se olvida el racismo irracional y la homofobia. Puede que los payasos den mucho terror, pero todos esos otros miedos, menos sobrenaturales pero muy reales, producen también inquietud, y la serie nos hace reflexionar sobre ello. Al género habitual se le suma la crítica social y política en plan “Black mirror”. Se toca la frivolidad de la televisión, la manipulación de las mentes débiles y el mal interior que todos llevamos en mayor o menor medida y que por regla general no aflora gracias a la sociedad. También habla de la hipocresía de la civilización occidental, donde se puede encumbrar a un psicópata con la mayor tranquilidad.
La temporada mantiene las características comunes a toda la serie. Hay una historia muy atractiva y que engancha. Los episodios se pasan en un suspiro y dan ganas de ver el siguiente de inmediato. Tiene momentos realmente “gore” y el terror y el interés van en aumento cada capítulo. Nunca sabes por dónde te van a salir, ni te esperas los giros de guion. Es totalmente impredecible. Utiliza de forma muy inteligente los “flashbacks” para tapar las lagunas, y cuando todo va cobrando sentido (al principio es muy extraña y surrealista), uno se da cuenta de lo bien hilvanada que está toda la historia.
También tenemos una cabecera absolutamente espectacular a nivel estético y perturbador para la mente. Y, como no, hay un trabajo actoral excepcional.
Todos interpretan muy bien, pero el peso recae sobre todo en Evan Peters y Sarah Paulson. El primero, como enigmático ideólogo sectario, es un psicópata de gran nivel y su interpretación es magistral. Recuerda a las actividades de Charles Manson, que también llega a aparecer en la serie. Y Paulson hace esta vez de madre de familia con graves problemas psicológicos que va cayendo cada vez más en una pesadilla que no sabemos si es real. Su actuación está llena de momentos intensos y yo le daría directamente el “Emmy”.
Quizás se pasan un poco con la violencia. Desde luego a los creadores les importa un bledo ser políticamente correctos y no escatiman en ofrecer secuencias totalmente brutales. Pero eso es lo que hay, esta no es una serie para niños ni del canal Disney.
Es tan buena como las anteriores entregas, aunque no apta para todos los públicos, eso está claro.
Comentar de lo que va es un poco quitarle la sorpresa, pero tengo que decir que me ha llamado muchísimo la atención la originalidad del planteamiento de la temporada.
Es muy curioso que comience con la llegada de Trump al poder, un acontecimiento que estremeció a medio mundo por la personalidad estrambótica de este presidente. Y es que, además de los asesinos y payasos diabólicos, la trama parece ser un estudio psicológico de todos los miedos del ser humano. No se centra en algo en concreto, sino que intenta desmenuzar ese sentimiento a nivel general, desde varios puntos de vista.
Además de eso, que ya de por sí me resulta muy interesante, la serie toca también los miedos colectivos y sociales. Hay toques de conspiración, de paranoia, de miedo al vecino y consecuentemente se habla también de la dichosa segunda enmienda, ese derecho a defenderse atacando que a tantos americanos les gusta. Y no se olvida el racismo irracional y la homofobia. Puede que los payasos den mucho terror, pero todos esos otros miedos, menos sobrenaturales pero muy reales, producen también inquietud, y la serie nos hace reflexionar sobre ello. Al género habitual se le suma la crítica social y política en plan “Black mirror”. Se toca la frivolidad de la televisión, la manipulación de las mentes débiles y el mal interior que todos llevamos en mayor o menor medida y que por regla general no aflora gracias a la sociedad. También habla de la hipocresía de la civilización occidental, donde se puede encumbrar a un psicópata con la mayor tranquilidad.
La temporada mantiene las características comunes a toda la serie. Hay una historia muy atractiva y que engancha. Los episodios se pasan en un suspiro y dan ganas de ver el siguiente de inmediato. Tiene momentos realmente “gore” y el terror y el interés van en aumento cada capítulo. Nunca sabes por dónde te van a salir, ni te esperas los giros de guion. Es totalmente impredecible. Utiliza de forma muy inteligente los “flashbacks” para tapar las lagunas, y cuando todo va cobrando sentido (al principio es muy extraña y surrealista), uno se da cuenta de lo bien hilvanada que está toda la historia.
También tenemos una cabecera absolutamente espectacular a nivel estético y perturbador para la mente. Y, como no, hay un trabajo actoral excepcional.
Todos interpretan muy bien, pero el peso recae sobre todo en Evan Peters y Sarah Paulson. El primero, como enigmático ideólogo sectario, es un psicópata de gran nivel y su interpretación es magistral. Recuerda a las actividades de Charles Manson, que también llega a aparecer en la serie. Y Paulson hace esta vez de madre de familia con graves problemas psicológicos que va cayendo cada vez más en una pesadilla que no sabemos si es real. Su actuación está llena de momentos intensos y yo le daría directamente el “Emmy”.
Quizás se pasan un poco con la violencia. Desde luego a los creadores les importa un bledo ser políticamente correctos y no escatiman en ofrecer secuencias totalmente brutales. Pero eso es lo que hay, esta no es una serie para niños ni del canal Disney.
Es tan buena como las anteriores entregas, aunque no apta para todos los públicos, eso está claro.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Es impactante que Alison Pill sea miembro de la secta. No me lo hubiera esperado en mil años.
Me resulta muy curioso que podamos ver de nuevo al terrible payaso de la cuarta temporada (“Freak show”). ¿Es solo un guiño o tendrán en mente relacionar todas las temporadas en el futuro? Estaría muy bien que las enlazaran, pero parece imposible cuando tenemos a los mismos actores haciendo de personajes completamente distintos. Ya lo veremos, aunque supongo que ya deben de quedar menos temporadas de las que llevamos.
Me resulta muy curioso que podamos ver de nuevo al terrible payaso de la cuarta temporada (“Freak show”). ¿Es solo un guiño o tendrán en mente relacionar todas las temporadas en el futuro? Estaría muy bien que las enlazaran, pero parece imposible cuando tenemos a los mismos actores haciendo de personajes completamente distintos. Ya lo veremos, aunque supongo que ya deben de quedar menos temporadas de las que llevamos.