La secuela de la interesante “Tren a Busan” cambia de personajes y de situaciones en esa Corea invadida de zombies, pero es bastante menos acertada que la original.
En lo único que puede destacar es en la ambientación de las ciudades abandonadas (al estilo de “Soy leyenda” y “The last of us”. Ahí acaba lo bueno.
El guion, los diálogos, los actores y la banda sonora son penosos. Las secuencias de acción, aunque intentan ser dignas y tienen muy buenas ideas, les han dado mal resultado.
Es cierto que en cuanto a los zombies se lo han trabajado, porque dan algo de miedo en esas hordas que corren mucho, y algunos maquillajes están conseguidos a pesar de que se nota que aquí no tienen ni el equipo ni el dinero de “The walking dead”.
Pero por mucho que a uno le guste este subgénero, al film le falta un hervor para ser bueno. Al copiar el estilo americano, también se han llevado ciertas escenas estúpidos y algo de humor forzado y malo que no viene a cuento. Momentos como el del coche teledirigido, el viejo loco, la masa de zombies encajonados que sale en la arena de juegos o el hombre del “traje de luces” que no es un torero precisamente, se cargan todo el conjunto.
Y es que, al meter personajes imbéciles que tratan de hacer gracia en escenas de parodia, ya todo se va al garete, pareciéndose mucho más a las peores entregas de George A. Romero que a la recomendable “Tren a Busan”. Con los villanos tan estupendos que hemos visto en la famosa serie de los caminantes, nos ponen aquí a estos y, la verdad, da pena.
En cuanto a la escena que trata de emular a “Fast and furious” y “Mad Max”, podría haber estado bastante bien, si no se notara tanto que casi todo (hasta los zombies) está hecho por ordenador. Quiere ser épica con toda la buena intención del mundo, pero al final es totalmente ridícula.
Es una lástima que este fallo de película se haya vendido como la continuación de la del tren, porque está a años luz por debajo.