Una mítica película. Grabada a fuego en la mente para los que la vimos de niños en su momento y nos aterrorizó.
Oficialmente dirigida por Tobe Hooper pero que se sabe que fue codirigida por el genio Steven Spielberg. Su mano se nota, aunque no sea especialista en el género del terror, sí lo es en el fantástico.
El film no es más que una recopilación de casos Poltergeist (fenómenos paranormales asociados a un lugar o persona), convenientemente mezclados para dar espectáculo.
La niña es todo un icono. Con su larga melena rubia y su media voz, esta médium de nacimiento es acosada por espíritus malignos en su casa.
Está plagada de momentos que permanecen en la memoria, como la mano saliendo de la pantalla, los movimientos de sillas en la cocina, el payaso, la investigación o el apoteósico final. Consigue transmitir emociones, no solamente terror sino que también empatizamos con esta sufridora familia, que vive una pesadilla.
El personaje de Zelda Rubinstein es también muy recordado. Tangina es graciosa y amable, y capaz de enfrentarse contra el mal. Representa a la típica vidente espiritual.
Por si fuera poco la película cuenta con su propia leyenda, pues varios participantes murieron en extrañas circunstancias, incluyendo a la pequeña Heather O'Rourke, que falleció tras rodar la tercera parte. Esto le dio el estigma de película maldita, como "El exorcista".
Como Spielberg andaba de por medio (Tobe Hooper no es para tanto a pesar de su sobrevaloradísima matanza), todo es bueno: Interpretación, fotografía, efectos especiales, montaje, etcétera.
También la banda sonora de Jerry Goldsmith está muy bien.
Viendo películas como esta parece que ya no se hacen como antes, al menos en el género del terror, que apuestan más por el susto fácil.
No había tanto ordenador y salían grandes títulos como este, cuando había más talento.