Es curioso el cambio de registro que ha experimentado Kevin Smith con este film.
Un realizador que siempre ha hecho comedias bizarras y algún que otro acercamiento a la comedia romántica, se pasa al thriller con toques de gore y crítica social.
Es una extraña mezcla de géneros que me ha recordado absolutamente al cine de Quentin Tarantino. Hay diálogos larguísimos, personajes estrambóticos, violencia brusca y explícita y crítica social. Tenemos también cambios inesperados de guión.
Realmente es la misma coctelera que en "Pulp fiction" y "Death proof" por poner algunos ejemplos.
Claro que Kevin Smith no llega a la altura del genial realizador de "Jackie Brown", pero no deja de ser un experimento curioso.
Lo mejor de la película es el predicador psicópata, que se explaya ofreciendo un larguísimo monólogo en la escena de la iglesia. También John Goodman ofrece buenos momentos en su papel de agente de la ATF.
En el fondo, una gran crítica contra el fundamentalismo religioso y el gatillo fácil de la sociedad norteamericana, adornado con fuertes dosis de humor negro.
Está bien, pero tampoco llega a ser brillante.