Quizá sea que Segura haya tenido más tiempo para perpetrarla, pero el caso es que Torrente 4 es mucho más graciosa que la tercera. Los chistes son más sorprendentes e hilarantes y el aún pobre guión está algo más trabajado, dentro de lo que cabe en una comedia de estas características.
Torrente sigue siendo igual que siempre, lo que pasa es que es todavía más bestia. Se pasa bastante de la raya en su racismo y en mofarse de la crisis, hasta el punto de que cualquiera que se vea afectado puede sentirse herido. Pero hay que tener en cuenta que este personaje es así.
Las situaciones más divertidas se producen en el tramo central, cuando Torrente da con sus huesos en la cárcel. Y es ahí cuando volvemos a encontrarnos con Tony Leblanc, sin duda el mejor actor invitado de esta saga.
En cuanto a los personajes secundarios, algunos son lamentables como los personajes de Belén Esteban y María Lapiedra. Otros son más graciosos como por ejemplo Santiago Urrialde y Barragán. Pero hay tantos y salen tan poco tiempo que dan para todos los gustos.
Muy graciosa también la presentación estilo parodia 007.
La calidad cinematográfica es indudablemente horrorosa, pero de lo que se trata es de reír, y con esta película se consigue, no como con otras tan cacareadas como "Resacón en las Vegas" o las de Adam Sandler.