Parecía que podía estar bien. Empieza con una pesadilla en un avión y con una caída libre, lo que me hizo pensar que a lo mejor hacían una buena exploración de los sueños que todo el mundo tiene alguna vez, pero de repente aparece Freddy montado en una escoba y con sus estúpidas carcajadas, y de repente la cosa huele que apesta.
Tras sorprenderme de ver en los créditos que la música es de Brian May, y preguntarme un poco después por qué demonios ni sale Alice ni la nombran, empezamos con este bodrio (que no broche) final.
Abundan las incoherencias. Ya no se molestan en buscar una explicación, por absurda que sea, para la vuelta de Freddy. Sigue vivo y punto, y nos lo tenemos que tragar. Pero encima, su cara aparece mucho menos desfigurada y quemada que en las otras. Ahora resulta que a la cara de pizza le faltaban minutos en el horno. ¡Si tiene la cara casi lisa y además se le nota la máscara!
En fin, ahora Freddy es más payaso y más imbécil que nunca, con sus chistes malos y su puñetera risa que me tiene ya hasta las narices. Es como si quisieran que nos pusiéramos de parte de él y que encima nos riéramos con sus estúpidas bromas. Pues consiguen todo lo contrario.
Las pesadillas y la manera de matar a las víctimas son muy patéticas. En esta sexta parte, tenemos el “privilegio” de sufrir la peor escena de toda la saga. Podemos ver a Freddy jugando a una videoconsola y pegándole trompazos a un tipo contra el techo con un sonido de fondo tipo “Super mario bros”. Si fuéramos extremadamente benevolentes con el resto de la película, daría igual. Solamente por este momento ya es una boñiga de dinosaurio que no vale para nada más que para perder el tiempo.
Encima en el pueblo no hay más que “frikis” que no paran de decir tonterías. Ya todo vale, se mezcla la realidad con el sueño cuando les da la gana. Y los personajes se quedan tan tranquilos, con las cosas tan extrañas que pasan a su alrededor y no se inmutan demasiado incluso cuando hay muertes de por medio.
El miedo, por supuesto, brilla por su ausencia.
Lo único memorable (que tampoco es que lo sea mucho) es el uso del 3D, al menos como anécdota. En el cine daban gafas de celofán, cuando esta técnica estaba en pañales y faltaban muchos años para la llegada de “Avatar” y el 3D digital. De todas maneras es una tontería, porque las escenas de esa parte no merecen la pena tampoco, cuando lo más “espectacular” que vemos es a los demonios gusanos voladores esos, y a Freddy abriendo la boca. ¡Es bochornoso!
Como despedida (en falso, que luego hay 3 más si contamos el “remake”) es patética. Se supone que está hecha por personas que admiran la saga y lo que han hecho es una piltrafa para terminar. Da vergüenza ajena prácticamente todo el rato.
Sería la peor de todas en las que sale el tío del guante, si no existiera “Freddy vs. Jason”.