Me planto delante de la pantalla a escribir mi opinión de una serie histórica como esta, y me pasa como con muchas películas de animación. Al principio no sé qué poner porque casi todas están cortadas por la misma tijera.
Toda la puesta en escena es genial. Hay intriga, drama, matrimonios forzosos, guerra, grandes decorados y vestuarios, buena fotografía, etc. Es decir, nos encontramos exactamente (o casi) lo mismo que en “Los Tudor”, “Los pilares de la Tierra”, “Los Borgia”, “Los Medici” y ese tipo de series. En este caso, quizás, con un poquito menos de nivel y desde luego con nada que la haga destacar o que evite confundirla con otras similares.
Sin embargo, al igual que con las películas de mafia, la repetitividad de situaciones e incluso cierta previsibilidad de lo que va a pasar, no le restan calidad por ello.
Del reparto, solo reconozco a simple vista a mamá Stark de “Juego de tronos”. Luego en los créditos también vi que aparece la hija de la reina Bavmorda de “Willow” (ahora con bastantes años más, así que no la distinguí a primera vista). Por lo demás no conozco a nadie, pero la ambientación y el buen trabajo de realización hacen que inevitablemente todos actúen bien.
A la joven y bella protagonista no la había visto antes, y es capaz de llevar decentemente el peso de la historia.
Isabel de York es un personaje interesante, más valiente y fuerte de lo que parece, que vivió como esposa a la fuerza a la sombra de Enrique VII.
Eso sí, algunos vestidos de los que luce tienen demasiado canalillo para la época, diría yo. No es que me parezca mal, pero lo veo incompatible con ese pudoroso periodo.
No puedo establecer una comparación detallada con “La reina blanca” porque no la tengo tan fresca en la memoria como para eso, pero es más de lo mismo, con otra generación de la realeza británica, y no sé si algún personaje o actor en común.
En principio iba a ponerle un 7, porque me gusta mucho la Historia y lo bien que la cuentan en series como esta. Sin embargo ha sido llegar al sexto episodio, y voy a restarle un punto, por un par de cosas que no me han gustado nada.
A ver, que no nos den gato por liebre. Los exteriores de la Alhambra no parecen de allí, sino casi de la propia catedral de Sevilla o incluso del patio de los naranjos de la Mezquita de Córdoba (que ambos lugares son parecidos). Luego llega esa presentación de Catalina de Aragón, con un baile horripilante que parece una fusión entre danza árabe y zapateado flamenco. ¿Esto qué demonios es? Y para colmo, la imponente Reina Isabel, cuya presencia supieron transmitir tan bien actrices como Michelle Jenner o la mismísima Sigourney Weaver, aquí la interpreta nuestra paisana Rossy de Palma. No tengo nada en contra de esta actriz, aparte de su capacidad para romper espejos, pero es que su actuación es absolutamente pésima. Se pone extraordinariamente seria cual robot secundario de “Star wars”, y suelta un diálogo sin cambiar de expresión. Una cosa es intentar ser solemne, y otra conseguirlo. ¡Está para matarla!
Además tiene otro fallo. En uno de los primeros episodios, escriben en una carta “son un cáncer que debe extirparse”. ¡Olé ahí! Están a finales del siglo XV ¿ya tienen diagnosticada la terrible enfermedad en Europa? No soy historiador, pero lo dudo bastante.
Estos defectos le hacen bajar puntos. De todas maneras merece la pena verla si te gusta la Historia, y como son pocos episodios, se ve rápido.