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España España · L'Olleria ( Valencia )
Voto de Grijander:
1
Terror. Thriller. Acción Cuatro jóvenes viajan a Las Vegas para asistir a un concierto y toman una ruta demasiado larga. Cuando su coche sufre una avería, cometen el error de robar el camión del psicópata Rusty Nail... (FILMAFFINITY)
16 de agosto de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca juegues con extraños fue una película lo suficientemente mala como para gustar al público adolescente menos exigente. Por eso, exigía una secuela que llegó para repetir más o menos lo mismo.

Louis Morneau, director de bodrios importantes, es el elegido por los productores para hacer su mierda de película. Morneau tiene tanta idea de hacer cine como puedo tener yo de hacer surf o mi madre de reparar un reactor nuclear. No es por faltar, pero lo de Morneau es verdaderamente serio. Lo jodido es que como él los hay a patadas; directores que cobran por hacer películas sin tener ningún talento, ni inventiva, ni la mínima gota de originalidad... absolutamente nada interesante. Esto nos llevaría a una reflexión más amplia, pero como aquí hablamos de Nunca juegues con extraños 2, diré que lo que hace Morneau es plagiar algunas escenas de la primera, calcar las situaciones más míticas de aquélla y hacer una planificación espantosa. El guion de James Robert Johnston y Bennett Yellin es de los que deberían juzgarse en algún lugar como, por ejemplo, alguno en el que el acusado se siente en la silla eléctrica. Si falta algún cliché, que alguien me lo diga, porque yo lo que veo aquí es una sucesión bárbara de ellos, hasta el punto de que son, sin exagerar, la parte más importante del hilo argumental.

Nick Zano es el guapo de la película, el "musculitos", como dice su compañero. Su labor es, siendo suave, de un nivel como para ir a decirle al antagonista que lo mate, que no se sienta culpable. Nicki Aycox interpreta a su prometida, un personaje construido a patadas e interpretado con las maneras propias de esas chicas que lo dejan "todo para ser actriz" y que acaban en el McDonald's o de cajeras de supermercado (con todo el respeto sea dicho). Laura Jordan interpreta, por utilizar un eufemismo, a la hermana de la otra tipa y no mejora lo que hay en pantalla. El último en discordia es Kyle Schmid, cuya interpretación es, sorprendentemente, casi tan lamentable como su personaje y sus frases, esas que todos debieron pensar que eran la leche y tal pero que dan así como cosilla.

Resumiendo, que es gerundio: si Nunca juegues con extraños empezaba bien pero al final se convertía en un bodrio bastante apestosillo, su secuela es capaz de cerrarte de golpe las vías urinarias. Mala de aburrirse viéndola y darte cuenta de que llevas diez minutos frente al televisor y todavía de quedan 80 más.
Grijander
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