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España España · L'Olleria ( Valencia )
Voto de Grijander:
2
Ciencia ficción. Fantástico. Aventuras. Acción Katana es el dictador del planeta Zeist del que procede Connor Mcleod. Este último tiene setenta y cinco años, y espera en la tierra que le llegue su hora calmadamente tras una larga e intensa vida. Pero los problemas vuelven a surgir en su vida cuando el autoritario Katana quiere acabar con él. Para poder hacerle frente, recurre a un extraño conjuro que le convierte en un joven de treinta años y que consigue hacer volver a Ramírez, su amigo. (FILMAFFINITY) [+]
13 de diciembre de 2013
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Segunda entrega de la saga Los inmortales y primer batacazo. Tras el épico éxito conseguido con la película original, era evidente que las secuelas eran cuestión de tiempo. Cinco años después, la saga se suicidó a muchos niveles. Con incontables problemas en la producción, hay varias versiones distintas: la "oficial" es la que dura poco más de 90 minutos y Russell Mulcahy no quiso saber nada de ella. Sin embargo, rodó las escenas que vemos, por lo que no se le puede quitar culpa.

Russell Mulcahy repite tras las cámaras, aunque viendo su trabajo uno se pregunta qué es lo que cambió en ese hombre para poder hacer algo tan enormemente distinto, para mal, de lo que había obrado un lustro antes. Peter Bellwood se queda como único guionista y deja claro que no era la mente pensante de los tres que idearon la primera película, puesto que su rocambolesca historia hace que nos preguntamos qué pasa por la cabeza de quien la escribe para poder parir semejante engendro. En un entorno futurista, bajo el manto de una premisa que explica de la peor manera posible el origen de los inmortales, Mulcahy convierte la película en un clímax que da comienzo desde el minuto 20, después de un tiempo que aprovecha para meter con calzador la nueva información que se le brinda al espectador sobre el pasado del protagonista y de su mejor amigo. Pasado ese periodo, todo se convierte en una excusa para enfrentar al bueno y al malo, sin que el pique entre ambos sea nunca palpable. Además, el desenlace da la impresión de haberse hecho por obligación, con una desgana absoluta. ¿Dónde está la línea que separa la culpa de Mulcahy de la del estudio y sus problemas de producción? Sinceramente, no lo sé.

Christopher Lambert pega un bajón importante, atribuible, en gran medida, a la ridiculización de su personaje. Sean Connery reaparece porque sí, porque era el mejor actor con el que contaban en la primera entrega y había que volver a poner su cara en pantalla. Lo hace bien, una de esas interpretaciones de personajes flojos que tan fácil les resultan a los genios. Virginia Madsen pulula por la película como quien no quiere la cosa y está ahí pues eso, que ni frío ni calor, pasando el rato. Michael Ironside es el villano de esta segunda entrega y se basta y se sobra, para interpretar al personaje, de poner esa cara de loco que tantas veces le hemos visto. Por último, John C. McGinley, muestra que ya apuntaba maneras hace más de 20 años.

Resumiendo, que es gerundio: Los inmortales 2 es un atentado en toda regla contra el clásico en el que se convirtió la primera. Un cúmulo de datos absurdos, escenas con olor a refrito, falta total de química y escaso interés derivan en una película que nada en la mediocridad de principio a fin.
Grijander
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