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España España · L'Olleria ( Valencia )
Voto de Grijander:
3
Terror Una joven estudiante de universidad, Yumi Nakamura (Kou Shibasaki), ve cómo sus amigos mueren uno a uno víctimas de una extraña “maldición” que parece tener su origen en el teléfono móvil. Todo empieza cuando Yoko, la mejor amiga de la protagonista, recibe una llamada a su móvil con un extraño tono que no había oído antes. En la pantalla aparece un mensaje: “Tienes una llamada perdida”. Cuando lo escucha, no sólo parece venir de su ... [+]
25 de septiembre de 2012
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Llamada perdida es una más de tantas películas japonesas con argumentos casi calcados y puesta en escena idéntica. Otro ejercicio de sustos estridentes con un giro final aceptable que queda en anécdota después de la tortura a la que nos somete la película. Pero no por terrorífica, sino por soporífera.

Takashi Miike, prolífico director japonés (el mismo año que estrenó Llamada perdida sacó otros cuatro títulos más) adapta a la gran pantalla la novela de Yasushi Akimoto mediante el guion que adapta Minako Daira. Puede que la historia en sí, allá por la época de los hermanos Grimm y estando sentados alrededor de una hoguera, hubiese dado algo de miedo, pero en los tiempos que corren se necesita mucho más. Sobre una hoja de papel, sugerir con criterio es vital y más cuando se cuenta una historia de terror, pero en el momento en que eso se lleva al cine, el espectador tiene a su disposición la información mucho más detallada. Es por eso que se necesita, sobretodo, una buena puesta en escena y una notable capacidad narrativa para que la película llegue a calar. De eso nos ofrece poco o nada Takashi Miike, que simplemente divide la historia en tres actos muy simples: en el primero se nos presenta la historia de la llamada perdida que acaba con el receptor muerto; en el segundo se suceden los previsibles sustos de la película y en el tercero vemos a los protagonistas buscando una solución que llega de forma un tanto absurda y que resulta ser, posiblemente, lo mejor de toda la película. Sin embargo, Miike quiere un anticlímax y estropea con él lo único bueno que había hecho en unos 100 minutos de metraje.

No pretendo ser gracioso ni recurrir a los tópicos, pero a mí todas las actrices japonesas me parecen iguales. Chicas de flequillo recto, pelo largo y ojos grandes, como salidas del Manga (algo que debe funcionarle muy bien en su carrera como cantante). Aquí la protagonista es Kou Shibasaki, una joven que se parece bastante a los robots estos que preparan allá por el lejano oriente y que dan tan mal rollo. La chica se dedica a abrir mucho los ojos cuando tiene miedo y, en el resto de la película, lo único que hace es decir sus frases con la misma naturalidad con la que podrías ver hablar a un perro. Shinichi Tsutsumi se convierte en su compañero de viaje, mejorando, con mucha diferencia, la labor de su compañera. El resto del reparto, además de hacer que me confunda con los nombres y con las caras, tampoco necesita mención, pues son muchos los que desfilan por la película pero salvo los dos personajes principales, ninguno tiene más de diez minutos en pantalla.

Resumiendo, que es gerundio: Llamada perdida es una más de tantas películas japonesas en las que el miedo viene vestido de niña o de niño al que le aplican un color verdoso que da mal rollo. No está a la altura de Ringu (The Ring) y mucho menos a la altura de la soberbia Ju-On (La maldición).
Grijander
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