Segunda precuela de la otrora trilogía "Star Wars". En la misma línea que la anterior, este 'Episodio II', nos sigue mostrando cosas que no necesitamos ver. Pero lo peor no es lo que vemos de más, sino lo que vemos.

George Lucas siguió luchando contra viento y marea, enfrascado en su particular lucha por demostrar que las precuelas eran necesarias, tomando al público por tonto. En este caso, Lucas va más allá. Nos presenta a un 'Yoda' nazi, a un 'Darth Vader' amigo de Federico Moccia y a un 'Jar Jar Ronaldinho Binks' que viene siendo más o menos el causante de toda la catástrofe intergaláctica. Con unos diálogos a la altura de los peores de la historia del cine ('Perdona si te llamo amor', 'American Playboy', 'Mentiras y gordas'), Lucas y Jonathan Hales azotan al respetable sin ningún tipo d vergüenza ni compasión. La película hubiese ganado mucho de haber sido muda, la verdad. A todo esto, hay que sumarle que sigue sin haber puentes que unan estas películas con las originales, más allá de las evidencias que nos presenta Lucas y que parecen, en muchos casos, cogidas con pinzas. Lo mejor vuelven a ser los efectos digitales, fantásticos, y la música del siempre fantástico John Williams.

Ewan McGregor gana un poco de espacio en esta película, cosa que se agradece bastante, ya que dota de una naturalidad al personaje que es muy necesaria, sobretodo cuando el otro protagonista es quien es: Hayden Christensen. El chaval, todo un crack, desarrolla un papel a la altura del mejor Steven Seagal o el polifacético actor de método Eddie Murphy. La verdad es que Robin Gurland (director de casting) o el propio Lucas debieron comer algo altamente alucinógeno cuando le dieron el papel. No solo suple perfectamente la expresión caradecartón de Liam Neeson en la primera, sino que la supera ampliamente. Un actor de pena, sinceramente. Natalie Portman mejora ligeramente, gracias sobretodo a la expansión de su personaje, y se agradece y mucho la ayuda de Christopher Lee, un malo de los de siempre, facilmente identificable, y además altamente solvente.

Resumiendo, que es gerundio: pese a los tremendos errores conceptuales de Lucas, la película se puede ver, aunque se agradecerían menos diálogos. El error del creador de la saga es probablemente el hecho de no darse cuenta de que su obra ya no le pertenece: ahora es del público. Eso hace que el público desapruebe muchas cosas ya que interpreta ese fantástico universo creado a finales de los 70 a su manera, y no es la misma que la del director, por lo visto. Aún con todo, un par de detalles son suficientes junto a los efectos especiales y la música para que la película pueda quedar aprobada. Al menos, para mí.