The Matador es una de esas películas casi olvidadas, de las que regalan los periódicos en sus ediciones dominicales para darles salida. Una película que cuenta la historia de un asesino que no es una máquina de matar, sino que es una persona real.

Richard Shepard no es un hombre que esté enganchado a hacer películas. De hecho, pese a que su carrera ya tiene una edad, sus trabajos salen con cuentagotas, pues ocupa gran parte de su tiempo en producir y dirigir series de televisión. En The Matador, Shepard escribe y dirige, acertando en ambas facetas. En la parte del guion, el cineasta nos muestra la parte más vulnerable de un asesino en serie, nos deja ver que dentro de esos robots que nos venden la mayoría de películas de este estilo, hay una persona real, que sufre, ama y tiene personalidad. Aunque el desarrollo de la película no sea ningún prodigio, sí tiene cierto encanto, pues se basa en la relación "amorosa" de sus dos protagonistas, una conexión que da mucho juego y que Shepard, en su función de director, se encanta de resaltar, mostrando cosas en común y desencuentros entre los dos personajes, formando un clima tenso lleno de comicidad, haciendo que nos riamos de cosas que normalmente no tendrían ninguna gracia.

Pierce Brosnan está sembrado. Nunca he sido un gran admirador suyo, pero no soy de negar evidencias, y su trabajo en The Matador es una auténtica maravilla incontestable. Su interpretación, nerviosa e histriónica a más no poder, resulta ser un pilar maestro sobre el que asentar la película. Greg Kinnear no se queda atrás. Su trabajo no permanece tanto en la retina del espectador como el de su compañero de reparto, pero a pesar de eso su labor es ciertamente buena, encontrando todos los matices que necesita un personaje como el suyo viviendo una situación tan particular como la que se nos cuenta. Hope Davis, quien tiene su parte de protagonismo en el tramo final de la película, hace un trabajo también brillante.

Resumiendo, que es gerundio: The Matador es una película inclasificable. Una comedia negra dramática, más o menos, con salpicaduras de thriller e incluso de cine intimista (la escena en la que Brosnan se sincera con su amigo y la esposa de éste). Una obra no demasiado conocida que merece mucho más nombre del que tiene.