Una producción cuidada y de una calidad elevada. Esta serie steampunk ambientada en una ciudad ficticia que se hace pasar por la Londres de finales del siglo XIX y principios del XX, cuenta una historia de fantasía tan real como si las criaturas fantásticas que llenan la pantalla existieran.
Viviendo de esa posibilidad remota, nos sitúa en un mundo ahogado por una guerra intermitente entre poderes humanos que se dedican a explotar las tierras que habitan los seres fantásticos que pululan por la serie: hadas, faunos, centauros, kobolds... y magia. A pesar de que la tecnología se abre paso entre un mundo cambiante, la magia tiene su razón de ser en este imaginario decadente. Decadente como el barrio que le da nombre, una suerte de gueto donde conviven las razas oprimidas por el ser humano y que es un símil de lo que serían los barrios de los inmigrantes italianos, irlandeses, chinos en la Nueva York o el Londres de la época. Como consecuencia de esto, el odio y racismo a los diferentes está a la orden del día en la serie, pero tiene la capacidad de girar sobre una historia que se inicia a raíz de una investigación policial sobre un supuesto asesino en serie que no hace concesiones a la raza que atrapa.
Así se inicia una producción liderada por Guillermo del Toro que presenta una puesta en escena lujosa y a la vez decadente, de una factura estupenda y con un buen elenco de actores liderados por un gran Orlando Bloom (Troya) y una sorprendente Cara Delevingne (Escuadrón Suicida). Como actores secundarios hallamos al gran Jared Harris (Chernobyl), Indira Varma (Juego de Tronos) o Simon McBurney (Magia a la Luz de la Luna).
Una recomendable serie cuyo fuerte es la capacidad que tiene para atrapar al público con su rica imaginería y leyendas. Pero también cuenta con una interesante búsqueda de la verdad a un caso que se va rizando con el paso de los episodios. Puede resultar manida en su trama central, pero aún así posee una atracción difícil de evitar. También hay momentos que desvían la atención de la historia central y a veces se hace lenta, pero son escasos y se ven superados por todo lo demás. Y no hagan caso a lo que dicen algunos críticos: no tiene nada que ver con Juego de Tronos, ni de lejos.