La secuela de ¡Shazam! (2019) nos trae de vuelta a Billy Batson y su familia adoptiva de superhéroes, que esta vez deben enfrentarse a las Hijas de Atlas, unas antiguas diosas griegas que buscan vengarse de la humanidad y recuperar la magia que les fue arrebatada. Intenta repetir la fórmula del éxito de la primera parte, combinando humor, acción y aventura, pero se queda corta en varios aspectos.

Por un lado, el guion es bastante predecible y lleno de clichés, sin aportar nada nuevo al género ni al universo de DC. Los personajes no evolucionan mucho desde la primera película y sus conflictos se resuelven de forma superficial y rápida. Los villanos son poco carismáticos y sus motivaciones son débiles y confusas. Además, abusa de los efectos especiales y las escenas de acción, que resultan excesivas y poco creíbles.

Por otro lado, tiene algunos momentos divertidos y entrañables, sobre todo cuando los protagonistas interactúan entre ellos como una familia disfuncional pero unida. El reparto hace un buen trabajo, destacando Zachary Levi como Shazam y Rachel Zegler como Hespera, la líder de las Hijas de Atlas. La banda sonora de Christophe Beck acompaña bien a la historia y le da un toque épico.

En definitiva, ¡Shazam! La furia de los dioses es una película entretenida pero olvidable, que no logra superar ni igualar a su predecesora.