Poltergeist es una película de terror y suspenso dirigida por Tobe Hooper y producida por Steven Spielberg, que también coescribió el guion junto con Michael Grais y Mark Victor. Se trata de la primera entrega de una trilogía que narra los sucesos paranormales que afectan a la familia Freeling, cuya casa está construida sobre un cementerio indio. Combina efectos especiales impresionantes para la época, una banda sonora envolvente de Jerry Goldsmith y unas actuaciones convincentes de los protagonistas, especialmente de la niña Heather O’Rourke, que interpreta a Carol Anne, la más afectada por los fenómenos extraños.

Tiene un ritmo ágil y una atmósfera de tensión creciente, que va desde las escenas más cómicas e inocentes hasta las más terroríficas y dramáticas. Algunas de las escenas más memorables son la del árbol que cobra vida y atrapa a Robbie, el hijo mayor; la del payaso de juguete que ataca al mismo niño; la del armario que se convierte en un portal a otra dimensión; la del televisor que comunica con los espíritus; y la del final, cuando la casa se autodestruye. También explora temas como la familia, la fe, la muerte y el consumismo.

Poltergeist es un clásico del cine de terror que ha influido en muchas otras películas del género y que ha generado varias secuelas, remakes y parodias. Sin embargo, también se ha visto envuelta en una supuesta maldición, debido a las muertes prematuras de varios de sus actores, como Dominique Dunne, que fue asesinada por su novio poco después del estreno; Heather O’Rourke, que falleció a los 12 años por una obstrucción intestinal; y Julian Beck, que interpretó al malvado reverendo Kane en la segunda parte y que murió de cáncer antes de su lanzamiento.

Tiene sus virtudes pero también algunos defectos, como algunos diálogos simplones, algunas inconsistencias en el guion y algunos efectos especiales que han envejecido mal.