Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Argoderse:
8
Intriga. Comedia. Thriller Un estudiante de literatura entrega a su profesor, un conocido escritor, el manuscrito de su primera novela. Desesperado por conseguir un nuevo éxito, el famoso novelista planea asesinar al joven y apropiarse de su obra. (FILMAFFINITY)
8 de enero de 2021
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
La trampa de la muerte no solo es una alegoría de la vida, sino también una de esas joyas escondidas del cine de los ochenta. Concretamente: 1982, cuando el eterno Sidney Lumet adaptaba a la gran pantalla la novela de Ira Levin. Una mezcla entre la intriga, la comedia negra y el crimen, con un aire muy teatral y un reparto encabezado por Michael Caine y Christopher Reeve, que están perfectos.

Si por algo es tan buena La trampa de la muerte es por los giros de guion que propone el texto de Jay Presson Allen. Encerrados en un salón, los protagonistas son engañados una y otra vez por la dichosa parca, en una suerte de comedia de enredo, donde el argumento es más goloso todavía merced a grandísimas interpretaciones.

Empezado por Michael Caine, brillante en esos abscesos de ira, por momentos histriónico y muy, muy divertido. Una vis cómica que el británico suele mostrar con elegancia y compostura, pero que aquí se convierte en un torbellino, al mismo estilo que en la deliciosa Sin Pistas. Y junto a él, un arrebatador Christopher Reeve, que deja a un lado Superman, para ponerse un traje, a caballo entre el humor y la sociopatía. Deslumbrante y apabulladora la química entre los dos, que años más tarde compartieron planos también en la notable ¡Qué ruina de función!, la también comedia teatral de Peter Bogdanovich.

Sabes que Lumet fue uno de los grandes, cuando recuerdas que hizo obras maestras como Doce hombres sin piedad, Tarde de perros, Network, El príncipe de la ciudad, Asesinato en el Orient Express o Serpico, y de repente descubres una comedia minimalista como Deathtrap, donde sin hacer mucho ruido, te lleva al cielo del entretenimiento en un pis pas.

En todas esas producciones, los protagonistas siempre llegaban al límite de sus capacidades. En el extremo, Lumet sacaba lo mejor de ellos. Y si era en ambientes cargados, asfixiantes, como en una olla a presión a punto de estallar, más aún. La trampa de la muerte vuelve a ser una prueba de todo ese universo construido por el cineasta estadounidense, al que vale rememorar en cualquier momento.

Más datos sobre esta y otras películas en www.argoderse.com
Y en Facebook: https://www.facebook.com/argodersecine
Argoderse
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow