El éxito de esta película es todo un fenómeno paranormal. Sobre el papel luce interesante la idea de coger a un personaje excéntrico de la Australia más profunda y llevarlo a la Gran Manzana, donde tendrá que lidiar con las costumbres del mundo civilizado y la fauna humana que habita sus callejones más recónditos. El problema es que la película, pese a tratar con todos esos elementos, en casi ningún momento resulta interesante.

Tenemos dos partes. Por un lado, toda la parte desarrollada en Australia, donde Dundee se dejará entrevistar por la periodista que ve en él algo interesante como para dedicarle un reportaje. Quitando cuatro chistes sobre insectos o reptiles (en ese país te puedes encontrar cualquier cosa donde sea) y un momento más aventurero contra unos cazadores de canguros y el contacto con aborígenes (en esos dos puntos estaba la película), nada interesante sucede. La segunda mitad nos lleva a Nueva York, donde veremos al protagonista totalmente fuera de lugar, provocando situaciones aparentemente graciosas.

Tiene su gracia ver a Dundee en ese NY nocturno y algo sórdido, mezclándose con personajes de toda índole. Lo que pasa es que, salvo por su enfrentamiento a unos chulos de prostitutas y al "momento cuchillo", nada interesante sucede. Al final todo se resume en una historia de amor, más bien triángulo amoroso, que tampoco tiene un desarrollo demasiado claro que haga que puedas empatizar con los personajes. De hecho, a mi juicio, la chica de la película queda bastante mal con su actitud.

Me parece inexplicable que esta película fuera nominada al Oscar por su guion, y al mismo tiempo no termino de entender el por qué de su fama a nivel mundial. Tampoco puede dejarse de lado que, independientemente de que detesto a los ofendiditos y a los SJW, esta película está plagada de referencias muy pasadas de época incluso para cuando se estrenó, con un personaje muy macho y constantes bromas dignas del peor Arévalo, con burlas a la homosexualidad y a la transexualidad muy evidentes.

Muy del montón.