Alejandro Magno, Troya, La leyenda de Rey Arturo, Excalibur, películas de romanos varias... La adaptación del libro de Valerio Manfredi se suma a la moda de las películas épicas y le sale un refrito de aventuras bastante desangelado. La última legión es esas peliculillas -inglesa esta vez- estrenadas principalmente para rellenar la cartelera, que no molestan y son para todos los públicos. Y si ha tenido algo de relevancia es por el debut de la india Aishwarya Rai en el mercado occidental.
Comenzamos con la historia. En el 476 después de Cristo, el Imperio Romano está amenazado por los bárbaros. El día de la coronación del joven Romulus Augustus como emperador, Ambrosinus, mago oficial y tutor de Romulus, predice peligro. Orestes, preocupado por la seguridad de su hijo, nombra a Aurelius, de la cuarta legión, su guardia personal. Esa misma noche, Aurelius y sus legionarios se enfrentarán al bárbaro Odoacer y su ejército, dispuestos a tomar Roma, y Romulus y Ambrosinus son capturados y trasladados a la ciudad fortificada de Capri. Aurelius se embarca en un viaje a la costa para recuperar a Romulus acompañado de un pequeño grupo formado por sus hombres más leales y un misterioso guerrero: una bella joven llamada Mira. Comienza la aventura y tras liberar a Romulus, el grupo se verá obligado a ir en búsqueda de la última legión que todavía es fiel a Roma: la novena y última legión en Bretaña.
Lo tiene todo: un poco de perspectiva histórica -dentro de lo que cabe-, acción, humor, batallas, amor, una bella protagonista... Pero no pasa nada. La fuerza del relato original se pierde en una producción digna de cualquier miniserie televisiva y el director Doug Leffer se pierde entre un enfoque tremendamente infantil, las prisas por contar tanta peripecia y una puesta en escena de cartón piedra. La escena final copiada de Excalibur nos hace añorar incluso Hollywood.
En general le falta fuerza narrativa y le sobra un humor que parece forzado sólo para hacer la película más atractiva para el público en general. Poco realismo, poca sangre, falta de medios, un romance rebuscado y protagonistas sin carisma. Considero a Colin Firth un gran actor, pero su expresividad en esa ocasión me hace recordar los tiempos de Victor Mature. Aishwarya Rai es guapa, pero poco más. El niño de Love Actually se limita a decir sus frases y los secundarios -lástima de Ben "Gandalf" Kingsley y Peter Mullan- acompañan sin hacer demasiado ruido.
Si de entrada había pocas expectativas, La última legión ya se encarga de recordarnos que ésto solo es un entretenimiento, y gracias. Lástima, la magia épica se quedó por el camino.