Batallitas que no se cree ni el conspiracionista más tronao del mundo. Cardenales por doquier y eruditos de Harvard como Hanks nos lo solucionan todo: hasta una catástrofe nuclear… Una detonación atómica maquinada por uno que quiere ser Papa y que se vende por un plato de lentejas, tanto en la película su personaje, como él como actor en el cine. En su vida real.

La moralina estúpida de esta gran fantasmada que nos regala Howard dice: "dejad de fumar, hermanos". Os acecha el riesgo, casualidad o caprichoso destino de quedaros un día encerrados en los sótanos del Vaticano para revisar manuscritos de Galileo y que de repente se vaya a tomar por culo el sistema de seguridad con lo cual… no sólo se corta la luz, sino además el suministro de oxígeno… La hemos jodido como tengamos problemas de tabaquismo… Lo único que nos queda es ponernos a rezar todas las oraciones conocidas a los monoteístas mientras esperamos a que nos libere algún guardia suízo, rubio.

En el preciso momento en el que unos se quedan sin respiración y luz en las catacumbas de Dios a un golpista se le ocurre cargarse al Sumo Pontífice, aunque sea lo de menos en la peli ya que, y ahora viene lo bueno, la movida en realidad está metida en un tubito-probeta en el que trabaja una física italo-suiza, (compañera de correrías de Hanks) y en el que, a ver cómo lo explico… está contenida la INMATERIA, también conocida como partícula de Dios (por eso digo que lo de que se carguen al Papa es lo de menos). El caso es que si la inmateria contacta con la materia lo de Hiroshima se queda en un chiste.

Que el artefacto, la inmateria o partícula de Dios, no deje de estallar sino a pocos metros del cónclave cardenalicio con toda la de feligreses abarrotando la Plaza de San Pedro para quedarse gilipollas mirando si por la chimenea sale humo blanco o negro es para bajar a toda la corte celestial y cagarse en los muertos de Howard.

Mala de solemnidad. Creí que la secuela de la bazofia de “El Código Da Vinci” no podría ser peor que semejante estropicio, pero sí, señoras y señores: Howard es de lo peor del cine comercial americano y su amigo Hanks, más (y peor) de lo mismo. Grandísima decepción, otra vez, con McGregor.