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Polonia Polonia · Galitzia
Voto de Valkiria:
7
Drama Johnny Friendly (Lee J Cobb), el jefe del sindicato portuario, utiliza métodos mafiosos para controlar y explotar a los estibadores de los muelles neoyorquinos. Terry Malloy (Marlon Brando), un boxeador fracasado que trabaja para él, se ha visto involuntariamente implicado en uno de sus crímenes. Cuando Malloy conoce a Edie Doyle (Eva Marie Saint), la hermana de la víctima, se produce en él una profunda transformación moral que lo lleva ... [+]
12 de marzo de 2009
29 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entiendo delación como denuncia, no como chivatazo, que implica deslealtad o traición.

En “La Ley del Silencio” no hay apología de la delación (en el sentido peyorativo que le dais), no cabe la deslealtad. Existe una denuncia justa y avocada a ser destapada por cualquier digno ser humano, denuncia encarnada en la figura de Terry (Brando), personaje que se sitúa en las antípodas de lo que significó Kazan para sus compañeros de profesión en la caza orquestada por un senador perturbado.

Que le apretaran las tuercas en la comisión de investigación del mcarthismo (Kazan calló al principio, luego cacareó), provocando que el cineasta se acobardase cantando más que el gallo es evidente, pero no le exime de culpa. En las mismas circunstancias, Arthur Miller, traicionado por Kazan, guardó silencio, no dio nombres y fue por ello condenado.

Dos cosas:

- Si Kazan pretende adaptar este capítulo sucio de su propia biografía a la película interpretada por Brando, el tiro le sale por la culata. No creo que este último haya tenido que arrepentirse ni por un segundo de haber dado vida a Terry, quien, como he dicho, se convierte en la antítesis de Kazan. Terry es valiente, le puede la nobleza y el ansia por hacer justicia y al final, por todo eso y por sentirse enamorado hasta las trancas, le echa huevos, los que definitivamente le faltaron a Kazan.

- Y sin embargo, es una memez traer a colación la trayectoria personal de un creador, en este caso de un director de cine, cuando se trata de valorar su obra. “La ley del silencio” es una película que si no roza la perfección, no es por el utilitarismo perverso con el que Kazan encaró el proyecto, sino porque le falta ritmo, le sobran planos o se repiten y a ratos decae. No es, pienso, la mejor película de Elia Kazan, sí desde luego, la más controvertida por lo que ya todos sabemos.

La verdad... rara vez, por no decir nunca, se me viene a la cabeza la condición de pederasta de Roman Polanski cuando veo alguna de sus películas... coherencia, pues.

Por último: los actores que adoctrinan desde el púlpito haciendo uso de su condición de ídolos de masa o enviados, como adalides de la conciencia de América y haciendo uso, fuera de los canales del cine de espacios públicos para servirnos de personajes politizados pierden, cada vez más mi respeto. Que se levanten (Ed Harris o Nick Nolte), cuando se trate de aplaudir a un hombre, merecedor del oscar honorífico por toda su trayectoria y que sin lugar a dudas ha hecho cine del grande. Si después, le retiran hasta el saludo, en su perfecto derecho de conciencia están.

Notable película que cuenta además con cuatro interpretaciones de las que no se olvidan: Brando, Eve Marie Saint, Malden y Lee J. Cobb. Todo lo demás es ruido, polémica y ganas de sacar las cosas de quicio.
Valkiria
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