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Voto de Miquel:
8
7,7
137.374
Drama. Romance
Jamal Malik (Dev Patel) es un adolescente pobre de los suburbios de Bombay que participa en la versión hindú del popular programa "¿Quién quiere ser millonario?". A punto de conseguir 20 millones de rupias, que es el premio máximo del concurso, el joven es interrogado por la policía, que sospecha que está haciendo trampas. Pero para cada una de las preguntas, Jamal tiene una respuesta. (FILMAFFINITY)
31 de marzo de 2010
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Film del realizador británico Danny Boyle (Radcliffe, Inglaterra, 1956) y de la realizadora india Loveleen Tandan. El guión, de Simon Beaufoy (“Full Monty”, 1997), adapta libremente la novela “Q and A” (2006), de Vikas Swarup. Se rueda en escenarios naturales de Bombay (barrios de Juhu, Dharavi y otros) y otras ciudades y en los platós de ND Studios Kerjat Maharashtra (India), con un presupuesto de 15 M USD. Gana 8 Oscar (película, director, fotografía, montaje, banda sonora, canción original, sonido y guión adaptado). Producido por Christian Colson para Celador Films, se proyecta por primera vez en público el 30-VIII-2008 (Festival de Telluride, Colorado, EEUU).
La acción dramática tiene lugar entre 2000 y 2008 en Bombay y otras localidades de la India. Jamal Malik (Khedekar) y su hermano Salim (Ismael, Mattel), de 8 y 10 años en 2000, viven en el barrio Juhu, de Bombay, ocupado por chabolas míseras, sin agua corriente, alumbrado, alcantarillado y otros servicios básicos. Quedan huérfanos al morir su madre (Choudhary) a causa de los golpes que recibe de un grupo de provocadores violentos hindús que irrumpen en la zona musulmana del poblado con palos y garrotes. Entablan amistad con una niña huérfana, Latika, que vive en la calle (Ali). En 2008 Jamal (Patel), de 18 años, se hace famoso al participar en un ”Quiz Show” de TV, de gran audiencia. Jamal es bondadoso, pacífico y generoso. Para sobrevivir comete hurtos, engaña y estafa. Salim es agoísta y violento. Le apasionan las armas de fuego y le interesa sobremanera el dinero. Roba, engaña, estafa y es desleal con su hermano. Latika (Pinto) se convierte en una mujer atractiva y hermosa.
El film suma drama, romance, aventuras, acción, pobreza, análisis social y música. La narración se desarrolla a un ritmo intenso; la visualidad es colorista y atractiva; el relato destila sinceridad y frescura; la historia es sencilla y conmovedora; abundan los salpicados de humor: el suspense y la tensión siguen una curva ascendente administrada con habilidad. En su conjunto, la cinta respira aires de fiesta y optimismo. Se distribuye en tres tiempos narrativos: el del plató de TV, el de los flashbacks y el de un interrogatorio policial a cargo de agentes de Bombay. Las diferencias visuales de los tres escenarios ayudan al espectador a situarse alternativamente en cada uno de ellos y a participar de los ambientes diferenciados que los caracterizan. En el plató se respira tensión, mientras Jamal se enfrenta a preguntas cada vez más difíciles y a un juego endiablado que brinda la posibilidad de doblar el premio o perderlo todo. Las dependencias policiales se dan acompañadas de incertidumbre y del rechazo que provocan los abusos y la brutalidad de la policía, a cargo del sargento Srinivas (Shukla). En los escenarios exteriores se respiran aires enrarecidos por la pulsación de la pobreza extrema, la miseria, asesinatos, estafas y explotación de menores.
La acción dramática tiene lugar entre 2000 y 2008 en Bombay y otras localidades de la India. Jamal Malik (Khedekar) y su hermano Salim (Ismael, Mattel), de 8 y 10 años en 2000, viven en el barrio Juhu, de Bombay, ocupado por chabolas míseras, sin agua corriente, alumbrado, alcantarillado y otros servicios básicos. Quedan huérfanos al morir su madre (Choudhary) a causa de los golpes que recibe de un grupo de provocadores violentos hindús que irrumpen en la zona musulmana del poblado con palos y garrotes. Entablan amistad con una niña huérfana, Latika, que vive en la calle (Ali). En 2008 Jamal (Patel), de 18 años, se hace famoso al participar en un ”Quiz Show” de TV, de gran audiencia. Jamal es bondadoso, pacífico y generoso. Para sobrevivir comete hurtos, engaña y estafa. Salim es agoísta y violento. Le apasionan las armas de fuego y le interesa sobremanera el dinero. Roba, engaña, estafa y es desleal con su hermano. Latika (Pinto) se convierte en una mujer atractiva y hermosa.
El film suma drama, romance, aventuras, acción, pobreza, análisis social y música. La narración se desarrolla a un ritmo intenso; la visualidad es colorista y atractiva; el relato destila sinceridad y frescura; la historia es sencilla y conmovedora; abundan los salpicados de humor: el suspense y la tensión siguen una curva ascendente administrada con habilidad. En su conjunto, la cinta respira aires de fiesta y optimismo. Se distribuye en tres tiempos narrativos: el del plató de TV, el de los flashbacks y el de un interrogatorio policial a cargo de agentes de Bombay. Las diferencias visuales de los tres escenarios ayudan al espectador a situarse alternativamente en cada uno de ellos y a participar de los ambientes diferenciados que los caracterizan. En el plató se respira tensión, mientras Jamal se enfrenta a preguntas cada vez más difíciles y a un juego endiablado que brinda la posibilidad de doblar el premio o perderlo todo. Las dependencias policiales se dan acompañadas de incertidumbre y del rechazo que provocan los abusos y la brutalidad de la policía, a cargo del sargento Srinivas (Shukla). En los escenarios exteriores se respiran aires enrarecidos por la pulsación de la pobreza extrema, la miseria, asesinatos, estafas y explotación de menores.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
La edad de los niños avanza en el ámbito de los flashbacks, que define tres momentos de sus vidas: la infancia, la adolescencia y la juventud adulta.. A la manera de una fábula o cuento, el film habla de amor verdadero, sueños de felicidad, segundas oportunidades, perseverancia y esfuerzo, confianza en uno mismo, azar, destino, suerte, alegría de vivir. Explica, también, los efectos de la miseria, la realidad abominable de la violencia gratuita, la presencia ominosa del crimen organizado, la existencia dolorosa de niños sin familia y sin techo, etc.
Son escenas destacadas la del niño cegado, el encierro de Jamal en la letrina, la persecución de 12 minutos por el suburbio de Dharavi (la preferida del director), la visita guiada al Taj Mahal de dos turistas, el baile final, etc.
La película se ha de ver como una parábola de dos hermanos con intereses comunes, enfrentados por sus diferentes actitudes ante la vida. Tiene puntos de inverosimilitud, como toda narración de proverbios, cuentos, fábulas, mitos o leyendas. No cae en el sentimentalismo ni en la ñoñería. Muestra los hechos desde la distancia, sin implicarse en ellos y sin dictar moralinas. No propone cambios dn las causas que generan pobreza, miseria, injusticia social y violencia. Plantea el relato como un episodio de la lucha inveterada entre el bien y el mal, encarnados en las figuras de los dos hermanos. Propone que las causas de alegría y felicidad son mayores, más poderosas y más duraderas que las de dolor y aflicción. Algunos la tienen en poca estima porque consideran que es edulcorada y complaciente. No se puede negar que tiene una cierta dosis de edulcorantes, pero también contiene mostaza, sal, pimienta, limón y canela. La suma de todo ello compone un conjunto complejo en el que la mezcla de sabores es lo que se ha de valorar.
La banda sonora, de A. R. Rahman (“Elizabeth: la edad de oro”, Kapur, 2007), ofrece ritmos de música disco de los años 70, aderezados con toques hindús. Incluye temas dramáticos (“Riot”) y líricos (“Latika’s Theme”). Añade varias canciones, de las que destacan “Jai Ho” (ganadora del Oscar) y “O Saya” (nominada al Oscar). La fotografía, de Anthony Dod Mantle (“Manderlay”, Trier, 2005), en color, despliega una gran fuerza visual y ofrece riqueza de colores y combinaciones de formas. Algunos dicen que es poco cinematográfica. Es posible, pero creo que hay razones que invitan a pensar lo contrario. Crea imágenes luminosas, densas, realistas y sugerentes. Encadena planos breves que componen un “tempo” brioso. Muestra con sentido documentalista los barrios de chabolas, los nuevos barrios de viviendas baratas en construcción y maravillas como el Taj Mahal (1631-54). No evita encuadres hirientes como despliegues de violencia gratuita, asesinatos con disparos a bocajarro, acumulación de basura en los barrios marginales, etc. Contagia sentimientos de alegría y fiesta. También de vértigo, rechazo, irritación, dolor, misterio y suspense.
Son escenas destacadas la del niño cegado, el encierro de Jamal en la letrina, la persecución de 12 minutos por el suburbio de Dharavi (la preferida del director), la visita guiada al Taj Mahal de dos turistas, el baile final, etc.
La película se ha de ver como una parábola de dos hermanos con intereses comunes, enfrentados por sus diferentes actitudes ante la vida. Tiene puntos de inverosimilitud, como toda narración de proverbios, cuentos, fábulas, mitos o leyendas. No cae en el sentimentalismo ni en la ñoñería. Muestra los hechos desde la distancia, sin implicarse en ellos y sin dictar moralinas. No propone cambios dn las causas que generan pobreza, miseria, injusticia social y violencia. Plantea el relato como un episodio de la lucha inveterada entre el bien y el mal, encarnados en las figuras de los dos hermanos. Propone que las causas de alegría y felicidad son mayores, más poderosas y más duraderas que las de dolor y aflicción. Algunos la tienen en poca estima porque consideran que es edulcorada y complaciente. No se puede negar que tiene una cierta dosis de edulcorantes, pero también contiene mostaza, sal, pimienta, limón y canela. La suma de todo ello compone un conjunto complejo en el que la mezcla de sabores es lo que se ha de valorar.
La banda sonora, de A. R. Rahman (“Elizabeth: la edad de oro”, Kapur, 2007), ofrece ritmos de música disco de los años 70, aderezados con toques hindús. Incluye temas dramáticos (“Riot”) y líricos (“Latika’s Theme”). Añade varias canciones, de las que destacan “Jai Ho” (ganadora del Oscar) y “O Saya” (nominada al Oscar). La fotografía, de Anthony Dod Mantle (“Manderlay”, Trier, 2005), en color, despliega una gran fuerza visual y ofrece riqueza de colores y combinaciones de formas. Algunos dicen que es poco cinematográfica. Es posible, pero creo que hay razones que invitan a pensar lo contrario. Crea imágenes luminosas, densas, realistas y sugerentes. Encadena planos breves que componen un “tempo” brioso. Muestra con sentido documentalista los barrios de chabolas, los nuevos barrios de viviendas baratas en construcción y maravillas como el Taj Mahal (1631-54). No evita encuadres hirientes como despliegues de violencia gratuita, asesinatos con disparos a bocajarro, acumulación de basura en los barrios marginales, etc. Contagia sentimientos de alegría y fiesta. También de vértigo, rechazo, irritación, dolor, misterio y suspense.