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Voto de Nekobasu:
10
Drama Daigo Kobayashi, antiguo violoncelista de una orquesta que se acaba de disolver, acaba vagando por las calles sin trabajo y sin demasiada esperanza. Por ello decide regresar a su ciudad natal en compañía de su esposa. Allí consigue un empleo como enterrador: limpia los cuerpos, los coloca en su ataud y los envía al otro mundo de la mejor forma posible. Aunque su esposa y sus vecinos contemplan con desagrado este puesto, Daigo descubrirá ... [+]
6 de septiembre de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
De la grasienta hamburguesa hollywoodense al refinado bento nipón existe un camino de emancipación que muy pocos cinéfilos occidentales se atreven a recorrer. Era de esperar que la obra de Yojiro Takita aburriese a devotos del popcorn y lograse al mismo tiempo la aprobación casi unánime de una minoría propensa a degustar cada bocado del banquete audiovisual que supone una película de estas características.

Desde los primeros segundos de metraje hasta el fundido en negro, Okuribito nos envuelve en una cálida sinfonía enriquecida por brillantes interpretaciones individuales, a la vez que nos ofrece una clase magistral sobre cómo dosificar el humor para lograr el tan necesario aporte del "comic relief" en una temática ampliamente dominada por el drama. Takita-san nos lleva por una suerte de montaña rusa de suaves y largas pendientes, sin sorpresas ni sobresaltos, pero lo suficientemente entretenida como para mantenernos aferrados hasta el final del recorrido.

Se ha acusado a esta cinta de "sentimentaloide" y "manipuladora", ignorándose el hecho de que el cine es manipulación pura, y es el espectador quien decide si dejarse llevar por sus emociones o permitir que su lado analítico se encargue de arruinarle la experiencia. Resulta un tanto irritante que escenas tan elocuentes y cargadas de significado hayan sido reducidas a cenizas (nunca mejor dicho) en algunas críticas publicadas con la clara intención de elevar el criterio de sus autores por sobre el de aquellos ingenuos mortales que cayeron en la trampa del maquiavélico director de esta película, y cometieron el terrible error de emocionarse.

Sería bueno saber si existe algún tipo de ritual semejante al Nokan para cerebros que enfermaron de cinismo y quedaron desprovistos de su hemisferio derecho. Aunque pensándolo bien, tratar de restaurarlos sería un desperdicio de tiempo y dinero.

Gracias Takita. Gracias Yamazaki. Gracias Hisaishi. Muchísimas gracias, de parte de un espectador felizmente manipulado.
Nekobasu
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