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Voto de Sonríe es Martes:
8
Romance. Drama. Comedia Minnie Moore trabaja en un museo y vive con un hombre que la maltrata. Seymour Moskowitz es un viejo beatnick aparcacoches que no encuentra su lugar en el mundo. No tienen nada en común, excepto su soledad. Se conocen en un parking, cuando Moskowitz defiende a Minnie de la agresión de su acompañante. A pesar de sus diferencias y su amargura, descubren la gran necesidad que tienen el uno del otro. (FILMAFFINITY)
5 de junio de 2012
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
No somos más que un cúmulo de experiencias rumbo a ninguna parte y el amor no es como lo presentan en las grandes producciones de Hollywood. Nunca aparecerá ningún Charles Boyer, un Bogart, dice Minnie, borracha hasta las trancas, el cine nos condiciona y no podemos escapar de su influjo. Nos miente. La vida no es así.

Nunca aparecerá una Rowlands en mi vida.

Esta es la historia de dos personas opuestas que terminan por complementarse tras múltiples colisiones, cuando se dan cuenta de que el amor no aparece en los lugares comunes, sino que se esconde tras el esfuerzo que supone asimilar las diferencias del otro. Al fin y al cabo, en palabras de Cassavetes, esta película es un cuento de hadas dedicado a todas las personas que se casaron con quien no debieron hacerlo.

Una comedia romántica. En las manos del director de Faces. Imagínense. Pura forma cassavetiana fusionada con el espíritu del slapstick delineando un conjunto de personajes únicos, a base de incisivos ataques, desgarradoras conversaciones y delirantes situaciones. Así, la ligereza inicial de una cita a ciegas acaba convirtiéndose en un crudo y grotesco monólogo que desvela al espectador las mismas entrañas de un personaje (curiosamente secundario) que, en su patetismo, acaba cobrando una entidad impropia de un personaje de tan poca importancia. Y así con todos. Cassavetes puebla su obra de pequeños personajes que terminan siendo enormes, por poco que sea el metraje que se les dedique. Esto no sólo se debe a su mano para retratarlos, sino también a las tablas que demuestra el elenco elegido, encabezado por su mujer Gena Rowlands y Seymour Cassel.

Uno de los mitos a derribar ligados al cine independiente es el de la supuesta improvisación perpetua que se le asocia, bien sea a nivel de guion o de trabajo de actores. Cassavetes, actor además de director, entiende todos los dilemas y neuras que pueblan la mente de un actor a la hora de abordar un personaje, y les permite explotarlos con una libertad que en ocasiones puede llegar a hacer peligrar la integridad del film (un ejemplo sería Husbands), pero siempre con un guion sólido en el que respaldarse. No es un viva la virgen.

Esta confianza ciega en sus actores y, de un mismo modo, en los personajes que representan resulta a la vez virtud y lastra, convirtiendo a la película en una de esas grandes obras que destacan no a pesar de, sino gracias a su irregularidad.
Sonríe es Martes
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