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Voto de berenice:
6
16 de octubre de 2013
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El peligro de realizar una comedia basada en arquetipos es que, sin la narración y efectos de comedia adecuados, la cosa se puede quedar muy plana. Con personajes más complejos se pueden perdonar los bajones de ritmo , porque siempre habrá focos de interés a los que agarrarse. En "Ariane" no ocurre ni una cosa ni otra. El trío principal responde a arquetipos humanos reconocibles en cualquier sociedad occidental desde, al menos, el fin de la Segunda Guerra Mundial. Dos de ellos, la chica soñadora y enamoradiza que no encaja con los de su edad y el padre protector son demasiado planos, por más que Audrey esté simplemente maravillosa. Es el personaje del millonario el que pone el armazón sobre el que se sustenta todo lo demás, y el único por el cual la película no resulta una antigualla. Ese hombre muy maduro que tiene terror de precipitarse a la oscuridad definitiva es reconocible por la calle y entre nuestros conocidos. Está dibujado con trazo grueso, (ni siquiera Gary Cooper está especialmente bien), pero es real. Por eso resulta fácil asociar los momentos más brillantes con este personaje, muy en especial la impagable orquesta de gitanos que le acompaña a todas partes, porque sin ese permanente ruido de fondo el hombre escucharía, sin remedio, el silencio en el que no quiere precipitarse. Este tema lo volvería a tocar Wilder, con peor sabor de boca, en "Avanti", donde Jack Lemmon también se hacía viejo de mala gana, aunque no era tan triste como Cooper.
De entre las películas "maduras" de Wilder es de las que mejor realización tiene, con una puesta en escena muy elegante y unos personajes que se mueven por la escena de modo absolutamente natural. Casi levantan algo que no da para mucho más. También ayuda el impecable refinamiento de París, el ambiente glamouroso del Ritz y esos escenarios de alta comedia rancia, con sus botellas de champán francés en sus cubiteras.
Es una pena que en Hollywood haya esa manía de acabar con una escena supuestamente inolvidable: la de esta película es especialmente penosa, la comentamos en spoiler.
Posdata: si usted tiene casi sesenta y su facha y su bolsillo no son como los de Gary Cooper, ni lo intente, amigo.
De entre las películas "maduras" de Wilder es de las que mejor realización tiene, con una puesta en escena muy elegante y unos personajes que se mueven por la escena de modo absolutamente natural. Casi levantan algo que no da para mucho más. También ayuda el impecable refinamiento de París, el ambiente glamouroso del Ritz y esos escenarios de alta comedia rancia, con sus botellas de champán francés en sus cubiteras.
Es una pena que en Hollywood haya esa manía de acabar con una escena supuestamente inolvidable: la de esta película es especialmente penosa, la comentamos en spoiler.
Posdata: si usted tiene casi sesenta y su facha y su bolsillo no son como los de Gary Cooper, ni lo intente, amigo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El playboy casi sesentón por fin sienta cabeza, venga, vale, y engancha a la chica con una fuerza bruta romántica que está en proporción inversa al vacío de su vida anterior. Esa redención ridícula, que presagia un matrimonio catastrófico, la salvamos en pos de un final bonito. Venga, vale.
Lo que no se puede perdonar es la sonrisa del detective en la misma escena, dando a entender que es idiota y que toda su sagacidad anterior era sólo fruto de un buen trabajo de guionista.
Lo que no se puede perdonar es la sonrisa del detective en la misma escena, dando a entender que es idiota y que toda su sagacidad anterior era sólo fruto de un buen trabajo de guionista.