Me resulta muy curioso que haya quien le acuse a esta cinta o al cine de su director en general el antojarse pretencioso. Cierto es que no hay dos personas iguales y están en todo su derecho, pero si hay algo que me gusta de Hal Hartley, del que de momento he visto dos películas con idéntico resultado, es su cercanía en el tratamiento de los problemas cotidianos y su cuidado en el análisis de unos personajes siempre bien trazados y profundamente humanos. También es cierto que su manera de ver el mundo, y por lo tanto plasmarlo en la pantalla, posee algún que otro rasgo de excentricidad, normalmente abordada desde un apartado cómico muy conseguido, que podrá confundir a quien busque en exceso lo tradicional, argumentalmente hablando. Y es que Hartley, por lo que sé de él, es un artesano entre dos tierras, que no son sino la realidad más pragmática (con todas sus dudas e infinidad de problemas) y ese toque extravagante u original que es conservar en todo momento la dignidad del personaje atribuyéndole unos rasgos muy marcados. Habrá quien no encuentre la manera de posicionarse ante el desenfado, la mordacidad y la gran clarividencia que irradian unos protagonistas en ocasiones caricaturizados, pero nunca a vuelapluma, de manera que en ningún instante del metraje pierden esa humanidad que comentaba. Lo habrá, digo, y es una pena, pues aquí todo el mundo va desnudo; no existe sombra alguna de artificio; el conjunto inspira confianza, ¿no lo creen?

Así, "Trust" es un melodrama romántico muy simpático, con garra y masa gris de sobra para hacerse notar con tajante autoridad entre la mediocridad de la que suele hacer gala ese subgénero. Una ocasión idónea para acercarse a la obra de un director tan personal y autoral como el tal Hartley y, por qué no, enamorarse de su cine y sus historias. Lo que me hace preguntarme qué es lo que tiene que pasarme para dejar de ser un rácano a la hora de dar algunas notas. Bien mirado, quizá lo más acertado para evaluar una cinta tan sencilla en objetivos y entrañable en tratamiento sea decir que el resultado sabe igualmente sencillo y entrañable sin rozar nunca el empacho, por más que se arrojen reflexiones de lo más interesantes y haya líneas de guión realmente cojonudas (ojo a las que rescata tantra, por ejemplo, en su crítica). Ah, el inicio, la conclusión y la banda sonora son inmejorables. Así que resumiendo, película notablemente lúcida; muy buen trabajo.