Partiendo de la base de que uno ya va con las expectativas por los suelos a ver una película de este estilo, eso no es excusa para que a la hora de la votación el dedo tire hacia un terreno más magnánimo de lo recomendable; y es que, sin haber visto la primera parte de esta obra, bastante mala debe de ser la susodicha para ponerse a la altura de esta otra. Ciertamente, TRON: Legacy no es un producto dañino ni execrable, de esos que contaminan la mente de uno y merman su débil fe en el futuro del cine; no tanto. Sí es, sin embargo, completamente prescindible y sorprendentemente no demasiado entretenida, que era lo mínimo que se le podía exigir, visto el panorama. Pero nada, finalmente, esta ciencia ficción de mercadillo y para todos los públicos es, como más de alguno se temía, incluido un servidor, un mero y vacío juguete efectista que basa su funcionamiento en unos efectos especiales, sí, muy conseguidos pero que no logran tapar, ni de lejos, la racanería y el infantilismo argumental unidos a unas actuaciones deprimentes y un trabajo de guión no sólo, como digo, rácano e infantil, sino extrañamente pretencioso y liado de cojones. En resumen, si esto es cuanto se puede esperar de la futura avalancha de cintas firmadas por la Disney, sobre todo si se encuadran en el género que nos ocupa, ya podemos echarnos a temblar. La cosa pinta muy pero que muy fea... por desgracia.

PD. A Michael Sheen no deberían volver a ofrecerle trabajo en su puta vida. He dicho.