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Voto de José (FullPush):
9
Terror Sentado en un banco de un parque, Francis anima a su compañero Alan para que vayan a Holstenwall, una ciudad del norte de Alemania, a ver el espectáculo ambulante del doctor Caligari. Un empleado municipal que le niega al doctor el permiso para actuar, aparece asesinado al día siguiente. Francis y Alan acuden a ver al doctor Caligari y a Cesare, su ayudante sonámbulo, que le anuncia a Alan su porvenir: vivirá hasta el amanecer. (FILMAFFINITY) [+]
23 de diciembre de 2013
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Conócete a ti mismo" -dice la máxima socrática. Y en ésas estamos un buen porrón de siglos, aunque haya quien se piense un ente único, un carácter inviolable, todo asepsia y miraditas autosuficientes. "Sé tú mismo, colega" -me dice; y yo tengo que reírme. Como si aquello de ser uno mismo (¿y quién voy a ser si no?) se ajustara a algo perfectamente claro, contingente, por encima de influencias del medio y traiciones de la mente. Pero no, ser de esa manera es otra cosa, se llama animalidad y está muy bien ejercerla de vez en cuando, al fin y al cabo es otra más de las múltiples facetas del yo que nos definen, y cuidadín con este término, que soy de los que dan valor al estribillo que versa: definir algo es empezar a limitarlo. Prueba a hacerlo, dame una lista con tus recovecos, me los adjuntas al currículum.

¿Por qué digo esto? No lo sé, necesitaba decirlo, supongo, viene al caso en la medida que yo crea que lo hace; uno nunca puede estar seguro de lo que guarda dentro hasta darle rienda suelta, es otra máxima no formulada para cualquier psiquiatra que se precie, imagino... No, no sólo los locos son un caso clínico, cualquiera de nosotros podría estar alimentando un monstruo sin saberlo. Robert Wiene era consciente. Que nadie piense, pues, que la estética expresionista es un mero añadido porque empezaba a estar de moda, no en este caso, desde luego. Si 'El gabinete del doctor Caligari' tiene la textura de un mal sueño es porque aspira a retratar una demencia, una insania, un horror que sobrepasa lo tangible.

Decía Ortega y Gasset (y antes que él, alguno más) que la realidad nunca se resume en los límites de nuestra percepción; la realidad, por tanto, va mucho más allá, es una búsqueda constante cuyos ríos desembocan en la muerte, y tal. Lo que cuenta esta obra es irrelevante, hay que mirar mucho más adentro, hay que zambullirse en el delirio y dar color y orden al subtexto, dejarse conmover por la certeza de localizar al asesino y asentir: era yo mismo. En efecto, Robert Wiene no filmó una obra que eludiera paradigmas y rasgara eternidades, no sólo eso, también dibujó una pesadilla que, como decía, tiene ya un porrón de siglos.
José (FullPush)
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