¿Quién me mandaba a mí meterme en semejante embolao? Si ya el primer Batman de este genio de la ambientación me pareció un blufff considerable. Pero otra vez, culpa mía es, la curiosidad o mi vena masoquista me llevaron a evaluar esta segunda parte del que, a día de hoy, y gracias a otra eminencia que no nombraré, es uno de los héroes comiqueros de mayor renombre. Gracias, Nolan (upsss).

El problema es el de siempre: hay quien gusta del toque burtoniano para llevar a la pantalla el Gotham más oscuramente gótico imaginable... pero no es mi caso, ni de lejos. A mí la falta total de seriedad, madurez y solemnidad (atributos futuros del héroe), unidos a un batiburrillo visual que ya cansa y a una traslación del hombre murciélago no ya a un segundo plano, sino a un papel meramente testimonial, pues no me satisface, la verdad.

Si además tenemos en cuenta el odio que me han llegado a inspirar esta panda de actoruchos con mucho nombre y poco demostrado en la pantalla, todos ellos esperpénticos, seguramente por exigencias de un Burton desatado, la decepción es doble. Más trabajo de guión y dirección de actores y menos chuminadas, señor Burton, oh, rey de la parafernalia y el desatino.

Por último, se le critica a Nolan su poco oficio para con las escenas de acción... Bueno, visto lo visto, no sé quién está más ciego, porque aquí cantan mucho mucho muuuuuuuuuucho. Y no, no tenemos a Nicholson para enmendarlo.