Un argumento duro, dramático: una enfermedad degenerativa, ELA, que avanza a pasos agigantados. La película comienza con los primeros síntomas que presagian la aparición de la enfermedad y rápidamente nos sumerge en la misma, transmitiendo con gran realismo sus efectos tanto en la protagonista, Kate, como en su entorno. Sin embargo, en ningún momento llega a ser desagradable, emocionando más a través de aquello que no se muestra, lo intangible, que por la cruda realidad.
Siendo un tema tan fuerte, no obstante, no es un drama depresivo; todo lo contrario, es una indagación en los valores de la vida, los motivos que nos mueven y nos impulsan. Kate (interpretada magistralmente por Hillary Swank) prácticamente no pierde la sonrisa en ningún momento. Junto a ella, destaca la figura de Bec, su descuidada cuidadora, y el modo en que se va construyendo una relación y un vínculo entre ellas superior al esperable entre enferma y enfermera.
Hacer algo positivo por un ser humano, qué mayor motivo que ese para actuar en la vida.