Múltiples preguntas y respuestas ante esta película de Bergman. Utiliza diversas imágenes metafóricas para introducirnos en un debate filosófico sobre el ser humano, llevado a cabo por sus dos protagonistas en un continuo monólogo por parte de una, ante el mutismo que la otra impone de manera surrealista. La realización, así como la fotografía, consiguen unos encuadres sugerentes por lo que visualmente la película se disfruta desde ese ámbito, aunque el aspecto argumental necesite de un segundo visionado por mi parte para comprender mejor esa dualidad absorvente que muestra la cámara del maestro. Un 8 ya que Bergman no me ha dejado indiferente nunca y pule con meticulosidad sus imágenes.