El tres es un número clave. Y ahora AGI nos cuenta una historia hilvanada a su más puro estilo. Cuenta con el niño bonito Pitt. México, Japón y Marruecos, se reúnen en esta película, como bien pudo haber sido Bolivia, España y Paraguay. No importa el escenario, sino la forma atrevida de narrar. No sé cual sea el destino de AGI, pero por hoy, tiene un gran mérito ser un pionero en este estilo. “Babel” nos muestra el alma humana, la vida de los enlaces, no de las coincidencias, quizás aquí radique el verdadero valor del filme, y me atrevo a afirmar que esto sobrepasa la fama de Brad, quien el día de mañana agradecerá al destino haber filmado “Babel” porque fue el enlace de una misión que lo hará inmortal.