Un relato familiar basado en la persecución de la dictadura a los padres, una vida en la clandestinidad que sufre en mayor grado el hijo mayor, y es que en esta historia se busca la originalidad de un acontecimiento histórico visto por un niño, todo lo que se muestra al espectador es a través de sus ojos, no recuerdo escena alguna en la que no esté presente, él es el protagonista indiscutible, un niño arrancado de su vida cotidiana pero que mantiene su curiosidad como muchos otros, una cinta con un guión bien elaborado, pero que trata de transmitir unas fantasías infantiles que no llegan, lo que si consigue es relatar la siempre difícil unidad familiar, aunque haya secuencias que caigan en la cursilería, otras muchas si que producen melancolía y en otras se puede sentir ese aullido interminable del que habla al final.

Kamchatka es el lugar donde resistir aunque esté acorralado, donde sobrevivirá a la soledad, donde encontrará a su padre... aunque la dureza nunca llega a la altura de la situación del país y la fábula no sea del todo mágica, queda un mensaje que no se graba en el cerebro, sino en el estómago, esta película es una cinta homenaje a tantas familias que se hayan tenido que separar, sea cual sea su causa, o a aquellas que tienen que abandonar sus hogares; y es una cinta a los traumas infantiles o al arrebatamiento antinatural de la inocencia.