Vuelve el Burton del más allá con su sello propio, el del ingenio, el que consigue transformar a la Disney en blanco y negro, el clásico rarito en su mundo bajo un montaje inteligente, el de sus orígenes y el que habla sobre el humano y la ciencia, olvidando los presagios de boñigas de gato, el experimento que supone "Frankenweenie" mantiene vivo el cableado en noches de tormenta donde los electrones buscan su oportunidad para revivir el secreto, el proyecto de ciencias viene cargado de humor y nunca es infantil.

Es esa belleza siniestra que provoca gran estímulo, la vuelta al espectáculo de jugar con la muerte y poner el poder en mano de los ruines, intereses ocultos que representan a una sociedad en peligro y que amenaza al planeta con sus avances, y que amenaza con linchamientos a aquellos que se dedican a investigar y a sacar nuevas conclusiones, se trata de liberar la mente, de dejar de hacer lo que le gusta o hacer las preguntas correctas para que los propósitos tengan resultados satisfactorios, la ciencia está en la mente, pero también en el corazón, éste es el uso de la ciencia.

Cruza la línea de lo perturbador con un ritmo estable y mezclando ternura y terror, es el día de Holanda y tenemos luna llena, llega la pérdida del control, los molinos siempre girarán en Nueva Holanda y se desatan las criaturas infernales en medio de guiños varios de un genio, monos de mar y problemas mayores, la resolución no es la más acertada.