La vida de Sabrina es un romance agradable y primaveral en una mansión de lujo con un pez en una fuente en condiciones precarias, puede que símbolo del chófer y su hija, vivir rodeados de nenúfares que representan a una familia de poder pero con diferente descendencia, lo cierto es que vive en el placer y el paraíso pero que necesita que París la distancie del amor platónico clásico imposible por distancias sociales, esa historia no correspondida ya vista varias veces en el cine pero con pasiones y gestos a veces exagerados y con un padre preocupado.

Puede parecer un comentario sobre una película mediocre, pero hablamos de Wilder y su montaje de comediante que complementa esta historia de felicidad y afecto, de querer alcanzar la luna y que no encuentra el consuelo en la desdicha, esta historia sobre actitudes familiares y la bolsa, personajes retratados con alegría y dotados de facultades para que el guión se agarre a la imaginación de la desgracia y el amor, una fábula que construye el cohete para llegar al imperio y un compromiso para sentar la cabeza y firmar una asociación profesional definitva, eso sí, las causas de por qué el personaje de Bogart es tan obsesionado con el trabajo es una mentira de tamaños industriales sobre una vida dedicada a que los niños que trabajan en sus fábricas pueden tener zapatos... viva USA!!!

Lo cierto es que se frotan las manos con un flexible plástico y una gran cosecha de caña de azúcar y luego un diploma culinario que contiene la receta para vivir una transformación exterior que comienza a llamar la atención y lo casual se convierte en un enredo donde Wilder, como en todas sus comedias, se encuentra cómodo durante los diez días restantes para la boda, aparecen tensiones y pasiones, oposiciones y presiones, una obsesión que impacta y que convierte a "Sabrina" en una delicia auténtica.

Un aprieto de champán en la pista cubierta, noviazgos que se van acalorando y una propuesta que se opone a la llegada de la brisa del amor, dos buenos hermanos que ocupan diferentes puestos se van modificando ante la mirada, dan pasos en falso, el idiota y el falso comienzan a confundir sus ambiciones y las estrategias se tornan, el esfuerzo del insensible y sus censurables prácticas se vuelven contra él, el enterrador seduce mientras el hermano permanece en el agujero de la hamaca, el humor es más bien escaso y en ocasiones mal introducido, pero los escrúpulos ponen en un aprieto y condicionan, todo influye, ella no sólo ha cambiado de peinado, él sólo ha estado 35 minutos en París, el hombre de hielo se gana unas vacaciones porque en este caso el obstáculo financiero era vital, un coche con asientos anteriores y posteriores, un barco y dos pasajes, ventanas que se abren y negocios tirados por la ventana, Sabrina, ese nombre.