Si esta película la hubiese filmado Vittorio de Sica sería probablemente la mejor película de los años 50 como mínimo. Se trata de una genial historia con unas maravillosas interpretaciones, sobre todo de un magnífico Kirk Douglas cuyo papel nunca se le queda grande pese a ser complicado de interpretar.

Pero el Hollywood clásico, bajo mi humilde punto de vista, suele pecar de finales conservadores, extraños, pese a la gravedad y dramatismo de sus historias. Y por ahí no paso.

Por lo demás, se trata de una bella y entretenidísima reflexión sobre el papel que debe jugar un productor en la creación de una obra audiovisual y sobre el hecho de que en los Estados Unidos se sobrevalore la figura del mismo. Los planos están calculadísimos y proporcionan un ritmo frenético y justificado y además, los diálogos son compactos, directos y en ocasiones, sobrecogedores. La historia queda narrada en una focalización interna variable, donde cada uno de los personajes nos va a contar su parcela de historia sin apenas interferir en la de los otros, lo cual ayuda al disfrute del espectador sin que se vea envuelto en enredos de la trama principal. Una lástima para esta película el lastre de la época en la que fue rodada y sus dichosos finales "felices".

Por cierto, recalcar que el filme no es comparable a "Rashomon" puesto que el japonés Kurosawa utiliza una focalización interna múltiple, es decir, TODOS sus personajes cuentan SU VERSIÓN sobre LA MISMA HISTORIA, el MISMO ACONTECIMIENTO, y NO cada uno el suyo. Esto es importante, porque le da mayor originalidad a este filme.