Segundo largometraje de Pavel Khavaleev, autor de muchos y buenos vídeo clips musicales.
A Dios gracias no realiza su film con cámara súper rápida, sin detenerse en los diálogos o situaciones dramáticas interiores de sus sufridos personajes, sino que sabe cuándo imprimir un ritmo alto y rápido y cuándo tomarse su tiempo para que los personajes nos expresen su sufrimiento, su angustia...
Quizás pretenda abarcar mucho este esforzado trabajo, pero en cuanto a su puesta en escena consigue bellísimas imágenes, sugestivas, poderosas, angustiosas. La religión cobra gran importancia en el devenir de los personajes y el guión se esfuerza por tranmitirnos todo su potencial.
El resultado es claramente desigual, con espléndidos momentos y otros donde queda algo farragoso su discurso...o eso me pareció a mí.
Buenas interpretaciones y una preciosa fotografía, con excelente montaje del propio director.
En definitiva, que quizás se queda a medio camino de lo que quería expresar, pero no debe caer en saco roto pues se trata de un film honesto, nada pretencioso y que, indudablemente, requiere de una segunda visión dadas las numerosas ideas que reflejan sus imágenes. Demasiadas quizás.