El drama se desata en una cabina orbital espacial donde como el título indica, tres astronautas se quedan atrapados. Así lo pasan, aire enlatado y escaso. Sturges, desde el primer momento, sabe hacerte participar de la intriga que se vivirá en la base de operaciones para conseguir como sea rescatarlos y traerlos de vuelta, improvisando sobre la marcha y contra reloj.

La actuación de Gregory Peck es clave, pero no por eso se quedan atrás los astronautas y el resto de la participación ya que entre todos te meten en una situación llena de realismo. Aunque aquí no hay tiros ni acción espectacular, se nota la mano experta de Sturges esta vez en la medio-ciencia ficción, ya que la denominación de ciencia ficción no se aplica en líneas generales, podría ser por ejemplo en el diseño de las cabinas espaciales. Tenemos un correcto uso del lenguaje aparentemente técnico pero que te vas enterando de todo, y nuevos picos de tensión cuando aparecen las mujeres de los astronautas como si fueran a despedirse de ellos.

La película plantea además controversias sobre estas peligrosas misiones en aras del progreso y la ciencia. Perfectamente aprovechadas todas las posibilidades de la historia, aconsejable del todo una vez que ya sabes que la película no va de una superproducción de cine catastrófico.