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España España · Pasajero 58
Voto de floïd blue:
10
Ciencia ficción. Fantástico. Terror Unos microorganismos de un lejano planeta han llegado a la Tierra. Matthew trabaja como funcionario en el departamento de sanidad de la ciudad de San Francisco. Elizabeth, una colaboradora suya por la que siente algo más que admiración profesional, le cuenta que su marido ha experimentado una transformación tal que le resulta irreconocible. Matthew se lo toma a broma, pero ese mismo día observa que también otras personas sienten el ... [+]
28 de julio de 2009
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una especie de filamentos, o briznas vegetales, salen un día de paseo por el cosmos abandonando el planeta en el que viven probablemente porque presintieran que estaba a punto de explotar, cosa altamente posible y que suele suceder cuando los cuerpos se calientan mucho. O porque algún virus proveniente de algún cuerpo extraño, venido de fuera, amenazara con extinguirlas en pocos meses. A partir de aquí hay algún spoilers porque con ello trato de dar a entender las inquietudes que crea esta película.

Se supone que viajan por el espacio durante eones, porque todos tenemos claro que las distancias por el espacio exterior son largas y dificultosas. O sea, viajan durante siglos y siglos y ¿dónde van a parar? Pues a la Tierra, donde hay cachondeo, ¿dónde sino? No van a ir a Vulcano con Spok que es un poco aburrido. Hoy día se dirigirían a continuación derechos a España donde vale todo pero como la película está hecha hace años pues donde caen es exactamente en Florida, EEUU; buen sitio (supongo).

El caso es que le vienen de maravilla a esas esporas porque se agarran a las plantas y desarrollan unas vainas que tienen la facultad de aspirar o absorber la esencia de los seres humanos, podían absorber la de un pájaro o la de un perro, pero prefieren la del ser humano que mola más, tiene más alternativas. Este secreto desarrollo lo vas descubriendo a medida que transcurre la película, y si tienes la suerte de verla por primera vez, creo que te impresionará.

El fruto crece en una noche mientras el individuo original duerme. Todo el ser de este individuo, sus recuerdos, su físico, sus patologías, pasan al fruto que pronto se desprende de la vaina y se levanta como si fuera un duplicado del ser que ha absorbido pero con la particularidad que ha perdido todo vestigio de sentimiento. Esta circunstancia parece que no ofrece mucho temor, pero poco a poco el espectador empezará a sentir un miedo real a que pueda suceder algo así, como si, de la noche al día, pudiera suceder que una enfermedad letal se apoderara de uno.

La transformación es auténticamente terrorífica. Estos nuevos seres forman una conspiración. El espectador es partícipe de su secretismo contra tu voluntad.

“Esa no es mi madre” “Ese no es mi marido, no es el mismo…” Se quejan los que no han pasado aún por el ataque del extraterrestre vegetal, sin saber ni poder sospechar de la transformación que han sufrido sus seres amados o sus vecinos. He ahí el auténtico miedo, el que sucede de comportamientos extraños que no se comprenden. El miedo a no saber qué está pasando. Y para el espectador, el miedo a saber que el tema parece no tener solución.

Es una parábola de la vida. Representamos un papel, un guion propio, y nos comprometemos a seguirlo. Somos como queremos que nos vean, si no, nadie nos reconocería.
floïd blue
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