Es una verdadera lástima la vida de esta valiente mujer, Karen Silkwood, que tuviera que enfrentarse a tantos problemas sencillamente por denunciar irregularidades en el cumplimiento de la legislación que debía observar su empresa. El caso está lleno de misterio y parece ser que la empresa debía tener buenos contactos porque salía airosa ante las autoridades. Sencillamente, me ha resultado de lo más triste, pero más triste todavía es algo que llevo siempre sospechando, y es que, a veces, vamos a decir, el verdadero enemigo del obrero, es el mismo obrero, el compañero.

De acuerdo que la directiva mira por sus intereses pero tan peligroso es el egoísmo del empresario como la envidia del compañero y Karen tuvo que sufrir los encontronazos con sus compañeros que veían en ella una molestia que ponía en peligro sus puestos de trabajo.

La protagonista es una mujer joven, con un rápido periodo en el comité. Está claro que el grave asunto del trabajo en la fábrica puede ir por su lado, pero el guion considera que había que rellenar la película contando la vida vida privada de esta mujer, o, sencillamente, quisieron ahondar más aún en su personalidad presentándonos a su novio y amigos. El caso es que estas presentaciones son también muy válidas y al final veremos que, incluso, necesarias.

Hay momentos verdaderamente dramáticos que convierten a esta película indispensable dentro del género de denuncia. Sobre todo ese espeluznante en el que una trabajadora, en una reunión, se dirige a un especialista y le pregunta: