Aunque no va de lo mismo, es del formato de las de Resacón. Trío en apuros serios: uno es el más sensato, el otro muy simplón y el tercero es el que tiene que dar la nota. Esta secuela no se queda atrás con respecto a la primera: “Cómo acabar con tu jefe”, porque se puede comprobar que había muchas ideas para seguir con el tema, de hecho en absoluto parece que la fórmula haya quedado agotada.

La calidad de los actores es indiscutible y su actuaciones memorables. Señalar por señalar a Chris Pine porque después de verlo como Jack Ryan, no me queda más que decir que ha subido un montón de puntos en estimación personal. Pero quien se lleva la palma es Jamie Foxx, el hijo puta. Hijo Puta Jones. El Sr. Jones era su padre. Se sale. Ya lo hizo en la primera y en esta lo remata. Merecería un spin off pero eso ya es imposible. Nos quedaremos con la ganas. Los demás actúan sencillamente a cual más eficaz porque actuar en una comedia no quiere decir que haya que sobreactuar, es que hay que demostrar una profesionalidad absoluta porque una cosa es el cine cómico, hecho aposta para reír con números cómicos, y otra ver a personajes de todo tipo pasarlo mal divirtiendo al personal. Se necesitan extraordinarias dotes, compenetración, excelentes guionistas y una dirección que lo reúna todo a la perfección.

Es impepinable que el guion es chorra, de acuerdo, pero entra en una lógica admisible, hay que saber llegar a ello, lo mismo que todas las situaciones habidas, genial es poco decir ante la persecución de los tres con HP Jones al volante y la policía detrás. Juega con lo normal y lo absurdo de forma portentosa consiguiendo un humor grueso, eso sí, para adultos, pero que al fin y al cabo es el buscado. Una película lograda... que para muchos será nefasta, hay que aceptarlo, pero para otros no y eso es lo que cuenta.